jueves, 17 de julio de 2008

Aprender a querer lo que merece ser querido

Aprender a querer lo que merece ser querido.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.16.

El propio conocimiento es un proceso abierto, que no termina nunca…..que se está haciendo continuamente, que siempre es superable y exige por tanto una atención constante.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.32.

Quién se conoce bien, puede apoyarse en sus puntos fuertes para actuar sobre sus puntos débiles, y así corregirlos y mejorarlos.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.35.

Siempre es arduo aceptar que una parte de nosotros está en la sombra.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.36.

Cuando logramos expresar en palabras lo que sentimos, damos un gran paso hacia el gobierno de nuestros sentimientos.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.39.

Mejoraremos procurando conocer cuáles son nuestros defectos dominantes.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.41.

Cuando un hombre está irritado, sus razones le abandonan.
Proverbio en Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.43.

La espiral de la preocupación es el núcleo fundamental de la ansiedad.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.44.

Cuánto más virtuoso se vuelve un hombre, tanto más disfruta de los actos de virtud.
Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.64.

El intelecto busca, pero es el corazón quien halla.
George Sand en Alfonso Aguiló; Educar los sentimientos; 5ª edición, Ediciones Palabra S.A., Madrid, 2005, p.71.

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...