sábado, 1 de septiembre de 2018

Lágrimas en el Mar


-         Al ver al bebé se llevó las manos a la cara. —¡Pero mira qué cosita! Un auténtico milagro. —¿Verdad que es bonita? —dijo Joana. —Lo bonito —contestó el anciano— es que ha vencido a esta guerra. Emilia
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    Sobrevivir tenía su precio: el remordimiento. Joana
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    El barco había sido bautizado con el nombre de un hombre, Wilhelm Gustloff. Mi padre me había hablado de él. Fue el líder del Partido Nazi en Suiza. Y fue asesinado. El barco había nacido de la muerte. Emilia
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-         Lo que más agradaba a mi padre era mi felicidad. Así que aprendí a parecer feliz, aunque no lo fuera. Emilia
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-         Fui pasando de un cuerpo a otro, curando ampollas, heridas, congelaciones. Pero no tenía ningún remedio para lo que más atormentaba a la gente. El miedo. Joana
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     El tufo a agotamiento, a vejigas descontroladas y, sobre todo, a miedo apestaba más que cualquier ganado. Florian
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    Hay poco tiempo libre para los hombres valientes. Alfred

     Prometí a Madre que solo miraría al futuro, pero en secreto soñaba con regresar al pasado. Joana
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-        Pero los guerreros valientes nos sacudimos el miedo de un manotazo. Nos reímos en la cara del miedo, lo alejamos de una patada, como a una piedra en la calle. Alfred
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     El miedo es un depredador. Alfred
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     La vergüenza es un depredador. Emilia
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     El cazador siempre se cobra las presas agotadas y cansadas. Florian
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     El remordimiento es un depredador. Joana
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     El destino es un depredador. florian

miércoles, 29 de agosto de 2018

El Coronel no tiene quién le escriba

Confiada e inocente expectativa

No había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.

Era una mujer construida apenas en cartílagos blancos sobre una espina dorsal arqueada e inflexible.

Tengo los huesos húmedos

Nosotros somos huérfanos de nuestro hijo —dijo la mujer.

Quince años de espera habían agudizado su intuición. El gallo había agudizado su ansiedad.

El coronel se dirigió a la sastrería a llevar la carta clandestina a los compañeros de Agustín. Era su único refugio desde cuando sus copartidarios fueron muertos o expulsados del pueblo, y él quedó convertido en un hombre solo sin otra ocupación que esperar el correo todos los viernes.

Ella parecía' haber descubierto la clave para sostener la economía doméstica en el vacío.

El que espera lo mucho espera lo poco.

La ilusión no se come —dijo ella. —No se come, pero alimenta


Sintió que algo había envejecido también en el amor.


Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...