sábado, 11 de octubre de 2008

Henry J.M. Nouwen; Busca de la Misericordia

Apoyó mi trabajo y vocación con su amistad y oraciones.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 7.

Cada día contenía una sorpresa para mí.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 11.

Nuestra inclinación es mostrar a nuestro Señor sólo aquello con lo que nos sentimos cómodos. Pero cuanto más nos atrevamos a revelarle nuestro ser entero y tembloroso, más podremos sentir que su amor, que es amor perfecto, disipa todos nuestros temores.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 15.

Que esté más consciente de tu presencia, que da perdón a mi vida, y esté menos preocupado por actuar correctamente ante los ojos del mundo.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 16.

Llévate los muchos temores, sospechas y dudas.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 16.

Que pueda ser un signo real de esperanza para los demás, no por lo que soy, sino por lo que haces de mi.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 16.

Mientras siga llevando conmigo un pesado equipaje de cualquier clase – físico, mental o emocional – y mientras esté todavía preocupado con mis proyectos y planes ¿Cómo puedo esperar dar real testimonio de ti y ser sanador de otros?
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p.65.

Dejaste claro que ser tu amigo incluía sufrir contigo.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 68.

La oración es la respiración del Espíritu de Dios en nosotros.
Henry J.M. Nouwen; Un grito en busca de Misericordia (1981), 2ª edición, Lumen, Buenos Aires, 1997, p. 73.

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...