viernes, 26 de marzo de 2010

No te contentes con tu oración actual

Almas religiosas enfermas de poca fe. La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.17.
La castidad es un vuelo de amor que arrastra en sus alas encendidas la fragilidad del propio cuerpo.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.18.

Fe y amor. ¡Atención! ¡Penetra bien en estas palabras, no las dejes resbalar por muy oídas. Si ellas no se hacen ardor de nuestra carne, el bien que obremos no logrará arrastrar a nadie: no será vital.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.18.
Cuidar que las obras no sean seco ramaje, aparatoso y sin savia.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.20.

Gritar hacia fuera y no clamar hacia adentro es el origen de todas las afonías y quebrantos de los cristianos.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.20.

Hay que aprender a orar, a vivir hacia adentro, a SER. La acción irrumpirá luego, ineludiblemente, “como la flor estalla en la rama que ya no puede más con la primavera que lleva dentro”. La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.20.
Debemos correr y apresurar el paso detrás de Jesucristo.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.25.

Algunos se esconden bajo la fórmula tan aceptada del “hago lo que puedo”, cuando ésta no ha sido nunca suficiente norma de conducta; ante todo, como afirma un dicho italiano, se hace lo que se debe – agotándolo – después se hace lo que se puede, y ¡ entonces será posible hacer lo que se quiere!
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.26.

No te contentes, lector con tu oración actual, sea del grado que sea.
La vida en Dios, Introducción a la Vida Espiritual y Sermones Capitulares Cartujos (1951), Ediciones Rialp,5ª edición,Madrid, 1991, p.27.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Centrarse en los demás te ayuda a centrarte

El apego perderá la batalla, cuando lo desocultemos y lo miremos de frente, cara a cara, porque nuestra ceguera es lo que le da poder sobre nosotros. María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.8.
El apego es miedo, y éste es un sentimiento que quita libertad e impide amar.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.9.

Dejar de mentirse a uno mismo es el mejor de los amuletos.
Patrick Millar en María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.26.
Aprender y aceptar que fuimos lo mejor que pudimos ser.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.29.

Nada se queda quieto…y si uno no camina….¡La vida nos empuja!...uno mismo es quien elige si para bien o para mal…para arriba o para abajo.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.33.
Las actitudes son más importantes que las aptitudes.
Winston Churchill en María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.47.

Cada vez que sucede algo malo, puedo elegir entre ser víctima o aprender de ello.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.48.
Nadie percibe una vibración de otro sin experimentarla.
Herman Hesse en María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.71.

La mujer completa ama a sus hijos a través de su marido.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.80.
Lo más grande que un hombre puede hacer por sus hijos es amar a la madre de sus hijos. Theodore hesburgh en María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.84.
Centrarse en los demás te ayuda a centrarte.
María Guadalupe Buttera, Roberto Federico Ré; Madurando nuestros apegos, San Pablo, Buenos Aires, 2009, p.109.

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...