jueves, 25 de junio de 2009

Creer en la Providencia

“Providencia”” ¡Qué palabra tan especial! Evoca ante todo felicidad, paz, seguridad.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.9.

La Providencia es el desarrollo en el tiempo de un designio eterno….Eterno quiere decir siempre presente, siempre actual, siempre activo.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.11.
¿Un Dios que sufre? Ciertamente, sí. Pero ha hecho falta que se hiciera hombre para poder sufrir. No sufre en su divinidad, sino en su humanidad, en el tiempo, por un tiempo.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.14.

La Providencia divina habita en la naturaleza y en la historia, pero a cada persona es dirigida individualmente.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.17.

Jesús, modelo por excelencia de una vida humana completamente guiada por la Providencia divina.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.19.
La Providencia no se experimenta siempre y en seguida. Es un misterio de fe. Hay momentos en que se impone con evidencia. En otros parece ausente. Y, sin embargo, está ahí. Porque creemos en un Dios que sobrepasa todo lo que nosotros podemos experimentar, pero que sabemos por la fe, que es amor y presencia.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.20.
Dios no obra sólo a través de la gracia interior que mueve nuestro corazón, sino por su Providencia que suscita los acontecimientos, las situaciones, los reencuentros, realidades en sí mismas naturales pero con ocasión de las cuales Dios mismo se da con su gracia.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.21.

El sufrimiento pasa. Haber sufrido permanece eternamente.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.23.

La gran revelación del Evangelio sobre la Providencia…es que Dios quiere ser nuestro Padre y cuida de los hombres como un padre cuida de sus hijos.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.31.
La Providencia de Dios sobre nosotros es esta acción paterna, muy cercana, fuerte y tierna, que, una vez despertados a la vida, nos mantiene y nos hace crecer mientras vela sobre nuestros pasos más pequeños, teniendo en cuenta lo poco que somos.
J.M. Nicolas; Creer en la Providencia (1995), Cuadernos Palabra, Madrid, 1998, p.33.

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