sábado, 30 de mayo de 2020

Daniel Pennac; Como una novela


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Las descripciones le parecen demasiado largas. Hay que entenderlo, desde luego estamos en el siglo de lo audiovisual, los novelistas del XIX tenían que describirlo todo...

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La lectura es un acto de creación permanente.

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Silencios luminosos que expresan más de lo que callan.

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Una tregua al combate de los hombres. El amor adquiría allí una piel nueva. Era gratuito.

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Nadie sale indemne de semejante viaje. Por inhibida que sea, cualquier lectura está presidida por el placer de leer; y, por su misma naturaleza -este goce de alquimista-

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Deslumbramiento

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Había tantas maravillas en aquellas historias, tantas palabras bonitas, y tanta emoción!

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Que dejar que el tiempo efectúe su delicioso trabajo de destilación.

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Estamos habitados por libros y por amigos.

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Cuando un ser querido nos da a leer un libro, le buscamos en un principio a él en sus líneas, sus gustos, las razones que le han llevado a colocarnos ese libro en las manos, las señales de una fraternidad. Después el texto nos domina y olvidamos al que nos ha sumido en él; en eso consiste, justamente, la fuerza de una obra, ¡barrer también esa contingencia!

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Me regalo o no la dicha de ser lector.

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El tiempo para leer, al igual que el tiempo para amar, dilata el tiempo de vivir.

Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso


«El hombre es como un libro, su nacimiento es la portada; su bautismo, la dedicatoria; sus gritos y lamentos, la advertencia al lector; su infancia y niñez el argumento y contenido de todo el tratado que sigue; su vida y acciones, el asunto; sus crímenes y errores, las erratas de imprenta; su arrepentimiento, la fe de erratas». CARLOS FITZ-GEOFFRY en Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso


La escritura es una liturgia, una fe y una gozosa sabiduría. Pero sobre todo, la lectura. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Prólogo.

Caí rendida ante el poder de las buenas historias. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Prólogo.

Los libros me salvaron la vida una y otra vez. Los escritores, vivos y muertos, se convirtieron en mis amigos del alma, los que nunca me abandonaban, los que me susurraban sus historias con voz queda, los que me hablaban cuando nadie lo hacía, desde su corazón hasta mi corazón tantas veces en ruinas. Gracias a ellos jamás me sentí desamparada, no padecí esa enfermedad mortal contemporánea que llaman soledad, y que aqueja a tantas personas que se creen incapaces de vivir día a día consigo mismas, que no tienen amigos que vivan eternamente en los libros como los he tenido, y los sigo teniendo yo. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Prólogo.

A lo largo de toda mi vida, los libros me protegieron de la derrota, la depresión, el aislamiento e incluso de la locura.Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Prólogo.


Lo que un libro me daba sólo a mí, para mí, por mí… raramente me lo daba el autor mismo, pese a que conocía a muchos de ellos, dado que a menudo era yo quien los editaba. Lo que encontraba en aquellas páginas tenaces, resistentes, a veces melancólicas, en ocasiones descarnadas, incluso brutales, siempre resplandecientes…, esa grandiosa energía que descubría en ellos, en los libros, era incapaz de localizarla en ninguna otra parte. Y, entonces, cuando estaba perdida, errada, caída en la nada o el todo de la vida, me detenía a leer como el que hace un alto en las faenas diarias para rezar. Los libros, todos los libros del mundo, constituían mi particular I Ching, mi gran libro de las Mutaciones, mi lectura de la buena fortuna, ellos me enseñaban a diario que es mentira que el destino esté escrito, y que aunque lo estuviera, siempre es posible corregir, reescribir, mejorar. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Hacer de mi vida una obra de arte requiere esfuerzo, trabajo, voluntad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

A mí, por ejemplo, me gustaría construirme, conquistar nuevos territorios para mi mente, entretejer mis emociones formando un tapiz hermoso, que no asuste ni engañe, que no esté descompensado, que no admita la distorsión como una mácula inevitable, que no esconda el rostro entre las manos. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

La pereza es la hermanastra del trabajo. Se burla de él, se disfraza de ocio y diversión, de placeres sin número, de mando del televisor. Sin embargo, a poco que una sea algo avispada, se da cuenta de que cuando disfruta también piensa, prepara, maniobra y… trabaja. El asueto requiere concentración, no pone en marcha una pieza suelta del cerebro, sino que lo aceita para que funcione con suavidad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

La indignidad está en ser pobres por dentro. Tener el temple deshabitado como una casa vieja: eso sí que es lamentable.Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

El corazón que recoge alimentos durante el verano de su biografía, pasa mejor el invierno de su vida. Llenar la despensa del alma, para que nada falte cuando llegue la época de carestía y de hambre. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Si durante la niñez, la juventud y la madurez somos capaces de ir trayendo lo suficiente a la cabeza y el espíritu, la vejez será más. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Si la cabeza y el espíritu no han sido provistos en su tiempo, si no son más que un solar donde ni el polvo abunda, cuando la vejez nos sorprenda no estaremos preparados, y el vacío nos asustará con su provisión de carencias y de aullidos. Para procurar que eso no suceda, es preciso trabajar. Aunque uno sea rico. Aunque desayune oro como el Rey Midas. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Personas de ilusiones colmadas, con la alacena rebosante de virtudes y fuerzas. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Oyendo sus simplezas que, como diría Jung, mataban mi alma. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso,Trabajo.

Siempre estuve convencida de que las palabras, no sólo hacen el mundo, sino que también pueden salvarlo. Y, sin embargo, no encontré palabras que me salvaran a mí misma en ese momento de imperiosa necesidad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Me di cuenta de que estaba huyendo del fracaso. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Y sentí el vértigo de vivir sin ayuda de nada que no fuesen mis propias y destruidas energías. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

—Un libro —pensé, nerviosa—, necesito un libro que me diga qué debo hacer… Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Mis consejeros secretos. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Trabajo.

Mis oráculos eran los libros, y me enseñaban un camino de libertad. Ellos marcaban mis huellas sobre la escarcha, sobre el hielo resistente de la existencia que está a punto de llegar, eran mi suerte ventajosa, el aviso de los dragones que se enfrentarán en el bosque, la posibilidad del desastre o la fortuna, la fuerza silenciosa y tranquila que mana de la sabiduría y se posa en la palma de mi mano, en la que todo cabe: el universo, la antigua necedad juvenil y la nueva de la edad adulta, la paciencia, el éxito y el fracaso, la violenta tempestad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso,Trabajo.

La serenidad del ánimo

Como quiero hacer de mi vida una obra de arte, he de buscar el conocimiento, pues toda nuestra dignidad, decía Pascal, reside en el pensamiento y es por eso que hay que procurar pensar, y pensar bien. Que las ideas no mueren; el espacio y el tiempo se agotan, pero el pensamiento es un regalo del absoluto para el insignificante ser humano. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Conocimiento.

El destino no estaba escrito. Lo escribiría yo misma. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Conocimiento.

Para todo hay un tiempo, que un tiempo había pasado y que otro llegaba. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Conocimiento.

Juego de contrastes

ofrecía confianza y seguridad.

Un aleteo dentro del estómago, como siempre que me disponía a iniciar algo nuevo y me abrumaban los malos presagios y la inseguridad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Conocimiento.

Quiero ser tan honesta como los houyhnhnms de Jonathan Swift porque deseo tener respeto por mí misma y vivir bajo la claridad del día de mi vida, no encerrada en la estrecha celda de la impostura. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

Para hacer de mi vida una obra de arte, debo ser honesta, porque la deshonestidad no combina bien con el arte. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

Decía Epicteto que cuando destierras de ti el temor y el deseo, ya no hay nada que te tiranice. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

No mires atrás y continúa tu camino, es la única manera de saber adónde conduce. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

Extravagantes pero también posibles, extraordinarios a la vez que cotidianos, porque la maravilla en ellos es algo corriente. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

—Aristóteles decía que en la pobreza, y en los demás infortunios, los amigos son el único refugio. Dime, Brianda, ¿tú eres pobre? ¿Tienes amigos? Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

La pobreza ha embargado tu espíritu. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

—¿Olvidar? ¿Por qué? ¿Por qué quieres olvidar tu fracaso, si es parte de ti? ¿Quieres olvidar una parte de ti, olvidar lo que tú eres…? — Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Honestidad.

Que la vida me ponga a salvo de la afección de la tristeza. Que me ofrezca las vacunas de la risa. Y la navaja multiuso del júbilo, ya puestos a pedir. Que lave con jabón de clavo y limón sus manchas en mi piel. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Alegría.

Nadie es feo si es amado. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Alegría.

Me pregunté qué era aquello que estaba sucediendo, pero rechacé la pregunta, apartando con ella la realidad de un manotazo. Una emoción feroz e ingenua me corría por las venas, una sensación que renueva el mundo cada día en todos y cada uno de los rincones del planeta en los que dos seres se buscan y se encuentran. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Alegría.

Un aparcamiento de tiempo limitado en el paraíso. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Sexo.

Soberana de mí misma, una mujer libre. Estar sola en el mundo tiene, al menos, esa ventaja: acaba, de un golpe bajo, con todo peligro de dependencia. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Alegría.

Para hacer de mi vida una obra de arte, necesito resistir, perseverar, no impacientarme, no arrojar la toalla, seguir paso a paso con pasos pequeños, pero uno detrás de otro, incansablemente, sin ceder en mi empeño, sin replegarme como un ejército derrotado en la primera batalla. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Paciencia y valor.

Salí corriendo y mi vida entró en una dimensión nueva. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Paciencia y valor.

Procuraba quitármelo de la cabeza, pero únicamente lo lograba de verdad cuando leía y mi mente escapaba hacia otros mundos. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Paciencia y valor.

Aprendí que resistir hasta el final es condición indispensable para conocer el final de las cosas. A ser posible, un final feliz. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, Paciencia y valor.

Creo que es mejor no hablar mucho. Las palabras lo complican todo tarde o temprano. Me sorprendió el arranque de sinceridad filosófica, todo un discurso en boca de aquel hombre con el que había tenido más intimidad y a la vez menos intercambio dialéctico que con nadie en toda mi vida. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

Ser viejo es ir olvidando. Y cuando uno olvida, ya no recuerda qué motivos le hacían aferrarse a la vida. Así que resulta más fácil irse, saber que puedes irte de un momento para otro, y que tampoco es para poner el grito en el cielo. Pero, a pesar de todo, y si quieres saber mi opinión, muy humilde, te diré que a mí me parece que el tiempo es una porquería.Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

Eres viejo porque te vence la abulia, el desánimo y el dolor. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

No, Ciriaco, te equivocas. El tiempo es necesario para que tu espíritu dé su fruto. ¿Cuántos frutos tiene el árbol de tu espíritu, Ciriaco? Y, dime, ¿cómo podrías hacer de tu alma una reserva de luz si no fuera por las sombras del tiempo?Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

Los cuentos enseñan que, si tienes suerte y a ti no te come el lobo, se acaba comiendo a tu abuelita. Que debes tener cuidado con los materiales con los que construyes tu casa porque el soplido de una fiera bastaría para echarla abajo. Que las brujas saben confeccionar el mejor chocolate del mundo. Que la mayoría de las bellas se enamoran de hombres que en realidad son unos bestias… Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

Estar perdida te condujo aquí. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

La amistad, la piedra angular del resto de los sentimientos del ser humano. Quien no es capaz de sentir amistad, difícilmente podrá sentir las otras emociones nobles de las que puede disfrutar a lo largo de su vida. La amistad es el modelo del que surgen los demás sentimientos. El amigo hace cada día ejercicios de lealtad, apoyo, compasión, franqueza. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.

Las cosas maravillosas también transformaban las vidas de las personas. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El hombre viejo que todo lo olvida, Senectud.


Mi táctica es mirarte —escribió Mario Benedetti. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El niño que se quedó mudo.

Sólo envidiamos a las personas a las que no amamos. Si las quisiéramos, estaríamos contentas por todas las cosas buenas que les suceden. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, La hermana celosa.

Y si no encuentras a la persona que despierte tu amor, busca la amistad. Tener amigos te dará seguridad. La amistad y el amor son, además, dos estupendos tratamientos de belleza. Créeme, lo digo por experiencia. Yo era como tú hasta no hace mucho, tenía… Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, La hermana celosa.

La certeza de que algo maravilloso va a ocurrir. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, La hermana celosa.

A las casas se les quedan pegadas las risas y los llantos de sus anteriores moradores. Y eso puede alterar o favorecer el sueño de los nuevos propietarios. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

Las heridas producidas por una lengua son complicadas de curar, la mayoría sangran toda la vida. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, La hermana celosa.

Cuando la ruptura al fin se produjo, sentí que renacía. Que mi figura se sumergía de nuevo en la claridad del mundo. Que podía respirar. Que sacaba la cabeza desde el barrizal donde la había tenido sumergida, y recibía los benditos y brillantes rayos del sol. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

Hay personas que son malas en nuestras vidas porque, incluso aunque no sean malas de corazón, nos hacen mucho mal.Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

Agradecida de que el pasado no fuera más que eso —pasado, apenas un tiempo verbal— y yo pudiese construir mi realidad presente a salvo de aquel hombre. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

Le aliviaría fantasear, con una buena dosis de sana culpabilidad, que ojalá no volviese nunca a casa. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

La puerta está más abierta que la del infierno. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El mitómano.

Los libros ayudan a vivir. A vivir mejor. A vivir de verdad. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.


Como enseña Alicia en el País de las Maravillas, o Alicia a través del espejo, e incluso James Bond, el mañana nunca muere porque no existe en el presente. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

Sus ojos sobrepasaban la velocidad permitida a una mirada. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

Era un procrastinador, como se dice ahora, una de esas personas que todo lo dejan para mañana. Que se engañan a sí mismas pensando: «Mañana amaré, reiré, disfrutaré, leeré, haré, viajaré, seré, encontraré… viviré». Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

Vivir consiste en atrapar el momento presente, en tener la osadía de meterlo en la red igual que un pescador que no sueña con los peces que atrapará mañana, sino en los que pasan a su lado mientras extiende sus aperos por el agua. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

Todos somos bellos cuando somos amados. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

El constante malhumor es una forma de maltrato. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El que espera el mañana.

Entonces me permitía pensar en Tomás, envuelta por el profundo silencio del pueblo. Él era mi secreto. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Mantenían sus relaciones en un plano idílico, completa y puramente platónico, sin llegar a tener jamás contacto carnal. Vamos, que ni siquiera se cogían de la mano, lo que resultaba sorprendente en un mundo sin misterio como el contemporáneo, donde todo era explícito, rápido y prematuro. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Buenas tardes, ¿le dan permiso a este peregrino polvoriento, y disculpen la expresión, porque con sólo decirla ya parece que esté uno manchando el suelo, le dan su venia a este caminante fatigado para que entre un rato en su santuario fresco y culto y repose los pies y la mente? Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Un escondite en el mundo. Un nido jubiloso. Un lugar en el que estar a salvo… Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Y nos pusimos a hacer a nuestro hijo poquito a poco, al lado de la lumbre. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Los árboles continúan respirando bajo las heladas, trabajando y pensando en las próximas flores, botones, cerezas, manzanas… Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

En toda historia maravillosa hay un tesoro. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Arranque de curiosidad, de indiscreción, de mala educación impropia de mí, siempre tan comedida y escrupulosa. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Hasta los árboles descansan. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Me pareció justo recibir de un tipo tan hermético como él una pequeña compensación a su curiosidad y a la reserva con la que me correspondía, sin razón alguna. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Cuántos consejos se pueden dar junto con la sola recomendación de un libro. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, La mujer del alcalde.

Una infinita ternura unida al afán de protección de un tesoro delicado y a las prisas por seguir aprendiendo. Sonia Laredo;Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

Cómo la vida me había conducido, página a página, hasta un espacio mágico, a Nuba, mi propio reino encantado de cuento de hadas, en el que por fin yo era la protagonista. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El peregrino.

«¿Cómo podrías hacer con tu vida una obra de arte si no das cabida al amor en ella?», me pregunto a menudo. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El amor.

Los libros te hacen rico. De otra manera, pero inmensamente rico. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El amor.

Si quieres hacer de tu vida una obra de arte, debes ponerle amor. No rencor, ni odio, ni ira, ni amargura, sino amor. Amor del bueno. Sonia Laredo; Y entonces sucedió algo maravilloso, El amor.



Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...