sábado, 22 de abril de 2017

Ahora sé el precio que cuesta cuidar de los muy viejos

Janna y Maudie poco o nada tienen en común.

Janna, una mujer madura pero aún atractiva, dedica todos sus esfuerzos a una actividad profesional que en apariencia le permite realizarse; Maudie, una viejecita encorvada por los años y los sacrificios, se mantiene viva gracias al orgullo indomable que a menudo malogra sus relaciones con el Mundo.

Nace así una relación de amistad que descubre el lazo común entre las dos: una ternura secreta, tímida, y casi indecible que busca explayarse.

Aquí nadie sueña con permanecer casado durante un segundo, después de que uno ha dejado de pasarlo bien.

Así que usted es la Buena Vecina de Maudie? Estaba decidida a no dejar que a Maudie le estafaran la única amiga verdadera y propia, dije: —No, no soy una Buena Vecina. Soy amiga de Maudie. Ahora ya hace tiempo que nos conocemos.

Así la familia de Maudie le robó finalmente su logro, una verdadera amiga suya, alguien que la quiere. Porque quiero a Maudie, y no podía soportar tenerla sentada a mi lado, temblando, lloriqueando. Le dije: —Maudie, usted vale más que cien de éstos y estoy segura de que siempre ha sido así.

Ahora lo veo de una manera distinta a como lo veía mientras lo estaba viviendo.

Si perdiera mi empleo, no me quedaría mucha vida propia.

Hay que saber dejar que las cosas ocurran.

Ahora sé el precio que cuesta cuidar de los muy viejos, los desamparados.

Como siempre, los padres eran como apéndices a la escena de los cuatro hijos, que no les dejaban acabar ni una conversación si tenían la temeridad de iniciar alguna, o hablaban entre sí de un lado a otro de la mesa y se comportaban exactamente como si Georgie y Tom fueran unos útiles criados que podían tratar a su antojo.

¡Hacemos nuestra elección mucho antes de lo que creemos!

Con qué alivio di la espalda a esta escena de feliz vida familiar contemporánea y me dirigí a la puerta.

El cambio ha venido creciendo en el interior.

Hay ocasiones en que no puedes ir con prisas.

Me gusta cuando sus vivaces ojos azules brillan y ríen: me gusta cuando mira así porque olvido a la anciana y puedo verla fácilmente como era.

Escupía palabras, palabras, palabras. De repente comprendí que estaba hipnotizada. Se había autohipnotizado. Me interesó esta idea mía y al preguntarme cuántas veces nos hipnotizamos sin saberlo.

En tiempos difíciles necesitamos divertirnos.

Cuánto adoro el festín de posibilidades que siempre es esta ciudad. Pero no lo supe hasta que tuve tres largas y encantadoras semanas, para mí sola, largos días de primavera, para que me complaciera en ellos. De repente, me vi rodeada de océanos de tiempo. Comprendí que estaba viviendo el tiempo como lo viven los ancianos, o los muy jóvenes. Me podía sentar sobre el muro de un jardín y contemplar la actividad.

Sé demasiado bien por qué necesitamos embellecer nuestra historia. Resultaría intolerable tener el peso pesado de la verdad, todo sombrío y doloroso.

No eres vieja si tienes el corazón joven.

Mirada triunfante

Me entretenía con las mismas historias, porque se le han acabado los recuerdos.

Pobreza raída, pero valiente.

No lo aceptaron, cruzaron miradas sobreentendidas. Le lanzaban en voz alta preguntas protectoras a Maudie, como si se tratara de una medio tonta; y ella allí, entre ellos, con sus mejores galas, la cabeza que le temblaba un poco, desafiante y culpabilizada y, obviamente, indispuesta, pero intentó afrontar esta presión realmente horrible, que la hacía parecer ridícula y estúpida.

Crueldad descuidada.

Empecé a verlo todo a través de los ojos de Maudie.

Cuánto toleramos en la gente sin llamarlos nunca locos.

Nada de lo que sucede se acerca a la realidad, todo es una horrible farsa, porque no le puedo decir: Maudie, tiene cáncer. Pienso en mi madre, pienso en Freddie. Me despierto de noche y me pregunto, ¿cuál es la diferencia, que aquella gente pudiera decir, tengo cáncer, pero Maudie no pueda? ¿Educación? ¡Tonterías! En ningún momento antes de que mi madre, de que mi marido murieran perdieron contacto con lo que estaba pasando. ¡Era yo quien había perdido contacto!

No me convertiré en una desastrada, no lo haré. La trampa de la vejez.

Si ya no puedo preocuparme por mi estilo, que exige tiempo, complicaciones, detalles, pensaré en algo inteligente, en un compromiso.

Deseo comunicarme, aunque sólo sea momentáneamente, con la auténtica Maudie. Pero se ha encerrado en su rabia, sus sospechas: y desde esta prisión, contempla aquella horrible sonrisa encantadora que siento que toma forma en mí cara cuando entro allí.

Esta Janna que visita a Maudie cada día, una hora, dos horas, tres (aunque nunca el tiempo suficiente, porque siempre se siente rechazada cuando me voy), no es la Janna que se negó participar cuando su marido, su madre, murieron.

Cuando te comprometes con los infinitamente indigentes, se supone que aceptas la carga de la culpabilidad. Necesitan mucho: les puedes dar muy poco.

Soy amiga (más que esto, quiero creer) de Maudie, sólo porque decidí serlo. Lo decidí. Por lo tanto, funciona. Si aceptas libremente hacer algo, entonces no resulta absurdo, por lo menos para ti.

Lo que pienso cuando me encuentro aquí, sosteniendo la mano de Maudie, es que debería estar en una familia numerosa y cariñosa, que fuera como una red de goma que se puede estirar por aquí o por allá para encajarla a ella, pero esto es una tontería. También me digo que se merecía ser una niña inteligentemente querida por sus inteligentes padres y que su madre no tenía que morir cuando ella tenía quince años, y que tenía el derecho de haber sido una persona feliz, sana, próspera durante toda su vida.

Ha habido nunca lugar mejor que un hospital para las cosas no dichas, no habladas, para que la gente se comprenda sólo con una mirada.

En el pasado temía tanto la vejez, la muerte, que me negaba a ver gente anciana por las calles... no existían para mí. Ahora, me paso horas en aquel pabellón y miro, me maravillo, me hago preguntas y me asombro.

Tiene una cara dulce y penetrante con los ojos llenos de vida. Porque mira cuanto la rodea, no se pierde nada, sonríe para sus adentros cuando sucede algo agradable o divertido.


La necesidad de quienes los contemplan, los familiares próximos, los más cercanos y queridos, es que el pobre paciente muera lo antes posible, porque la tensión es demasiado horrible. Pero, posiblemente no sea tan horrible para quien se está muriendo como para quienes lo contemplan.

martes, 18 de abril de 2017

¿Por qué Cuernos me engañaste?

Sinónimo de Infidelidad: Estar pasándola muy bien con alguien, sin que tu pareja oficial se entere.
Capítulo 1. ¿Todo el mundo es infiel?

¿Por qué tanto miedo a la traición? Porque formar pareja cuesta muchísimo trabajo. Primero hay que buscarla, después elegirla, después ver si ella o él están libres, después ver si le interesamos a él o ella, si no hace cosas desagradables en la mesa; luego, decidirse a avanzar. Después los regalitos, el primer beso… Ver si huele rico y si él es apuesto y varonil… Y, finalmente, concretar. Después de concretar, hay que mantener, hay que preservar, hay que recordar cumpleaños, aniversarios y cumpleaños de suegros y cuñados. Hay que recibir en casa a amigos y parientes insoportables de ambas partes que nos gastan la bodega y las sonrisas.
Capítulo 2. ¿Por qué le tememos tanto a una traición?

Has invertido tiempo de tu vida en afianzar tu relación con él, en limar asperezas y en soportar fallas de fábrica. Y ahora, él tira todo ese tiempo por la borda, consolidando una relación con una desconocida. Necesitas sus abrazos para prolongar la relación… ¡y el muy canalla le regala a otra tu dosis completa de oxitocina!
Capítulo 2. ¿Por qué le tememos tanto a una traición?

¿Por qué duele tanto una traición? Cuando nos enamoramos y formamos pareja estable, nos entregamos por completo al otro… Pero, de repente, el otro decide entregarse a una tercera persona. ¡Caray, eso no estaba en el trato!
Capítulo 2. ¿Por qué le tememos tanto a una traición?

Cuando te enteras de que tu amor rompió el pacto de exclusividad y abrió el juego, repartiéndo su atención hacia otra persona, sientes que ya no puedes contar con el otro.
Capítulo 2. ¿Por qué le tememos tanto a una traición?

Si hay problemas en la pareja, los conversamos. ¿Qué ocurre cuando tú estás convencido de que forman una pareja basada en el respeto mutuo, la amistad, la confianza y el apoyo, y te enteras de que él o ella se dedica, ahora, a darle apoyo, confianza y respeto, a otra? ¿Todas las conversaciones que le has soportado a tu suegra? ¿Todas las falsas sonrisas a tu cuñada? ¿Y los litros de perfume que has desperdiciado para esta persona? Toda esa inversión de años… ¿para que se vaya con otra? Es doloroso, como que te roben los ahorros de toda tu vida. Pero es aún peor, porque si te roban, vino un ladrón y se llevó lo ajeno. Pero aquí es él mismo, tu media naranja, quien se lleva lo tuyo, lo que era de los dos. Es como si tu chanchito de barro, tu alcancía, tu hucha querida, se vaya de tu casa delante de tus narices. Pero nadie te lo roba: es el chanchito que se va. Por eso, igual que la alcancía… ¡quién te deja es un cerdo!
Capítulo 2. ¿Por qué le tememos tanto a una traición?

¿Qué le pasa a alguien cuando tú creías que él era del tipo recto y resulta que es del tipo triángulo? Que te has metido con un infiel. Y quien te ha engañado una vez, lo hará otra vez más, simplemente, porque ha descubierto que puede hacerlo. La primera vez que te pone los cuernos, tu pareja tiene muchísimo que arriesgar, porque aún no sabe cuál será tu reacción y se está jugando el pellejo. Pero una vez que se entera de cómo reaccionas, ya sabe cuán lejos podrá ir contigo, a través de estos cálculos algebraicos:
a.      Una llegada tarde + una llamada extraña = unos cuernos descubiertos.
b.     b.Tres días llorando + una cena a la luz de las velas + 24 rosas rojas = reconciliación.
c.      Un bolso Vuitton nuevo + una nueva luna de miel a un resort del Caribe + dos entradas a la ópera = un permiso para ser infiel nuevamente.
Capítulo 3. ¿Por qué se es infiel?

Muchas causas de la infidelidad son psicológicas, Se sabe que la gente que vive en una atmósfera familiar amenazante produce más testosterona y es más infiel, y que de padres infieles salen hijos infieles.
Capítulo 3. ¿Por qué se es infiel?

La boca puede mentir, pero el cuerpo no.
Capítulo 3. ¿Por qué se es infiel?

Las mentiras comunes
Él me trae del trabajo porque viene en coche y le quedo de camino a su casa. No tiene sentido que vengas conmigo. Los que tú no soportas son quienes irán a la fiesta. ¿Cómo te imaginas que voy a estar saliendo con un chico que nació el mismo día en que tú y yo nos casamos? Es solo un viaje de trabajo… al que nadie jamás llevó a la esposa. Quedaría mal si te llevo, porque no se estila. Nooo… ¡Él no me mira con ganas! Me mira extrañado, como diciendo: «¿Qué peinado se hace esta loca?». La estaba mirando a ella porque se puso una ropa que parecían harapos… ¿La viste? ¡Llena de agujeros! Por eso la miré, nada más. ¿Cómo me va a gustar una mujer así; no ves que es lo opuesto a como eres tú? ¡Ella no es mi estilo! ¿Ese que me llama siempre? Ah… es un tipo insoportable, tan pesado… no sé lo que quiere. ¿Con ella? ¡Ni aunque fuera la última mujer del planeta!
Capítulo 3. ¿Por qué se es infiel?

Qué sientes cuando estás celoso? Te sientes afuera, abandonado, solo. Sufres porque amas y temes perder a tu amor en brazos de otro. Temes perder junto a él un pedazo de tu vida, un montón de secretos compartidos… Los celos son una herida en tu narcisismo. Si estás celoso, ves que tu amor prefiere a otra persona en vez que a ti, lo que te deja anímicamente bastante mal parado, porque supones que el rival vale más que tú. En el mundo material, este es un sistema de evaluación muy común: «¿Cómo sé si algo es valioso? Porque otros lo quieren». Pues, entonces, resulta que ahora te enteras de que tu pareja —quien te está engañando— ¡es valiosa porque tiene alguien con quien engañarte! Esto indica que tu pareja vale más porque otros lo desean. Y si tu pareja vale más… ¿tú vales menos porque encima te cambia por otra persona? ¿Es en verdad así? ¿Los celos son una medida de cotización de quién tienes al lado?
Mucha gente cree que los celos son la medida del amor. Hay celados que sienten que los celos del otro le halagan, porque «realmente se preocupa por mi». ¿Los celos son la medida del amor? ¿O la medida de la paranoia? Los celos siempre nacen de la inseguridad del celoso. La persona celosa tiene la autoestima tan mellada que vive en estado de terror de que su pareja la deje por alguien mejor. Y para alguien inseguro de su valía… ¡cualquier persona es mejor que él! El celoso se compara permanentemente con los demás y siempre pierde en la comparación.
Si una persona está segura de sí misma, puede decir. «Claro que quiero que te quedes conmigo, en tanto así lo quieras ni también». Pero las canciones de amor no dicen esto. Dicen cosas como «me muero sin ti» o «más vale que me ames como yo te amo». ¡Tremenda falacia! ¿Cómo pretendes forzar a alguien a que te ame como tú quieras? ¿Qué le darás de premio? ¿Un televisor? Cada uno es libre de poner en la pareja lo que puede y quiere, y ojalá eso te baste. Y si no te basta, esa no debería ser tu pareja. Los celos, lejos de proteger lo que es tuyo, solo logran que el celado quiera huir. Los celos te rebajan, demostrando que te sientes fácilmente reemplazable, descartable y olvidable, pues crees que el primero que pase puede ser mejor que tú. ¡Vamos! ¡Tienes mejores cosas que hacer que ponerte celoso! Lavar el coche o bordar un tapiz es algo mil veces más útil.
Capítulo 5. Carcomidos por los celos

Una mujer celosa protege la relación, porque su autoestima yace en esa relación. Ella piensa mucho más en «nosotros» que en si misma. Su postura es: «Soy lo que somos… si ya no somos nada, pues no soy nada. Si no soy nada, puedo comerme un kilo de helado de chocolate yo sola, pues no engordaré».
Capítulo 5. Carcomidos por los celos

Hay mujeres que viven torturadas por hombres que, automáticamente, detectar, a la mujer más atractiva de una reunión y se abocan a conversar con ella como si su esposa no existiera. Si ella se queja de esta actitud, él le dice que es una ridícula, que exagera todo.
Es cierto que él es libre de coquetear a su antojo, si cuida que no te enteres. El problema se presenta cuando lo hace delante de ti, invalidando tus sentimientos y sin importarle que te cause dolor. Es más, muy probablemente, lo que él quiera es causarte ese dolor, para manejar a su antojo tus emociones.
Capítulo 5. Carcomidos por los celos

Los celos son un sentimiento primitivo, territorial e inútil. Si alguien quisiera ponerle los cuernos al otro, lo hará de manera tal de que no te enteres en siglos. Ser celosos no sirve para reaccionar a tiempo si te quieren quitar a tu amor. Solo sirve para dar letras a algunas canciones de amores patológicos, y para que tú respondas latiguillos, como: «Puedo explicártelo todo» o «No es lo que parece». Los celos son humillantes e invariablemente nos ponen en una situación de inferioridad, ya que quien está celoso es porque asume que en la comparación con el otro, perderá. Eso no es sexi. Lo sexi es decir: «Ve con ella, si quieres. Pero si me extrañas, tal vez sea tarde».
No pierdas energías en celar a nadie. Quédate con aquel que solo tiene ojos para ti, no porque sea ciego, sino porque no quiere arriesgarse a quedarse sin alguien tan seguro de sí mismo como para nunca sentir celos. Se ha descubierto que el área del cerebro en donde se originan los sentimientos de confianza es la misma área del amor. Por eso mismo, cuando hay amor, hay confianza. Los celos son lo contrario de la confianza, y si hay celos, hay desamor. «Ligerezas como el aire son para el celoso tan fuerces confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras», decía Shakespeare, confirmando que el celoso sospecha de todo. No sentirás celos cuando sepas que no será fácil para el otro hallar a alguien tan brillante como tú.
Capítulo 5. Carcomidos por los celos

El infiel, en verdad, se siente tan poca cosa que, con el engaño, lo que en verdad quiere probar es que es más listo que tú. Si te está engañando, y tú aún lo esperas con una sopa caliente, esto prueba definitivamente que tú eres boba y él es más astuto que tú. Y encima, para su enorme placer, no tiene una mujer que le sirva la sopa caliente sino dos: tú y su tonta amante. Así que es doblemente listo, porque… ¡está rodeado por dos estúpidas! Por eso, detrás de una infidelidad siempre hay una violencia enquistada. Me dirás: «No, no, para nada… Él es adorable; jamás ha sido violento conmigo». No hace falta que te arrojen un florero por la cabeza para demostrar violencia. La mentira también es violencia.
Muchas veces la infidelidad de los hombres ocurre dentro de un gran contexto llamado violencia familiar, en donde «el hombre fuerte» manipula a la «mujer débil». Para hacerlo, él considera —consciente o inconscientemente— que su compañera tiene poco valor y que ser hombre le da derecho a tener aventuras extramaritales.
Capítulo 6. Cómo mienten los hombres

Por qué una mujer se queda pegada a un tipo que la maltrata? Por varios motivos: Ella acaba convencida de que si lo pierde, se quedará sola para siempre. Ella confunde la taquicardia del terror que le provoca él, con palpitaciones de amor. Ella sabe que en el fondo él es un niño asustado, que sufrió una infancia horrible y que ella está para ayudarlo a crecer, darle el amor que le faltó de niño, y comprenderlo hasta que, por amor él cambie. Ella sabe que en el fondo él no la engaña por maldad sino por debilidad. Las reconciliaciones son tan emocionantes que hacen que esta relación jamás sea aburrida, porque te sacude más que una montaña rusa.
Capítulo 6. Cómo mienten los hombres

No tienes que ser investigadora para descubrir infidelidades de tu pareja, porque ellos se encargan de dejar pistas por todas partes. Tú hombre puede mostrarse totalmente eficaz y lógico en muchos planos, pero estimulado por la cercanía de una jovencita apuesta, pierde todo raciocinio y cobra el mismo discernimiento de una ameba. Así como es bueno preservando información de su empresa, no es bueno preservando nada de su relación paralela.
¿Es que quieren que los descubras? Sí. Eso es lo que quieren. Si tú lo descubres, él no tendrá que contarte nada porque lo has descubierto sola; entonces, tampoco tiene que seguir ocultando nada, porque ya lo sabes. Y así te echan a ti la responsabilidad de saber qué hacer ahora que lo sabes. Si lo echas de la casa, habrás sido tú quien cortó la pareja y él preservará su conciencia limpia y le contará a sus hijos que «mamá me echó de casa». ¡Y el infiel es la victima…!
Capítulo 6. Cómo mienten los hombres

La verdad es que a algunos la culpa les pesa como una mochila llena de rocas. Entonces, si tú te enteras sola, él mata dos pájaros de un tiro: le quitas la culpa, le alivias el peso de cargar con un secreto y además le evitas que tenga que hacerte confesiones… Así de vivos son.
Capítulo 6. Cómo mienten los hombres

Quieren que te enteres. Los hombres son seres transparentes hasta para herirte.
Capítulo 6. Cómo mienten los hombres

La mayoría de las infidelidades corresponden a engaños en el ámbito laboral.
Capítulo 8. ¿Cómo te enteras?

Abrumado, él recurre a los clisés trillados de todas las películas, que son estos y ni uno más; a. Son ideas tuyas.
b. No es lo que estás pensando.
c. No significó nada para mi.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Cuando te enteras, conviene mantener la calma. Aquí se trata de sentir menos y pensar más, que es exactamente lo opuesto que ha hecho el infiel. No imites su estupidez. Sé el cerebro de la casa. Primero, permítete expresar toda tu indignación y no permitas que él te diga: «Bueno, no exageres, tampoco es para que te pongas así»… porque sí hay algo en la vida que te habilita para ponerte como una fiera es esto. Así que aprovecha ahora, que tendrás pocos momentos en la vida donde puedas arrojar toda tu vajilla contra la pared. Eso sí: con total calma. De a una, empezando por la vajilla heredada de tu suegra, y apuntando a la cabeza de él.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Es imprescindible saber «quién» es la persona que le ha interesado tanto como para engañarte. ¿Quién es esa rata que le ha interesado más que tú? ¿Es más o menos atractiva que tú? Esta es la pregunta más cruel para ti. Porque sea cual fuere la respuesta, siempre pierdes. Si es más atractiva que tú, es una herida narcisista para ti, y ya que tu pareja ha hecho un upgrading relacional. Pero si sabes que es menos atractiva que tú, es aún peor: estás casada con un tipo que te cornea «hacia abajo», lo cual indica tres cosas deprimentes: Él tiene mal gusto. Cualquier tonta se lo levanta. Eres demasiado para él.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Quieres la mayor cantidad de detalles posibles, porque ya no toleras los secretos y el misterio; ahora que lo sabes esto no es asunto privado de ellos dos; es un asunto tuyo al 100% y lo que quieres es cortar, machacar y descuartizar la intimidad entre él y la otra, y para eso debes saberlo todo, que no quede ningún secreto que quede como algo privado entre ellos dos.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Muchos solo quieren seguir adelante con su affaire, sin importarle lo que sientas.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Al rival, hombre o mujer, simplemente, ignóralo. No existe. Como si nunca hubiera entrado en tu vida.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

No entiendes cómo no has podido darte cuenta de que él te sacaba tiempo para dárselo a otra. ¿Así que tenía tiempo libre y lo compartiría con otra, sin decirte nada, y cuando hace como un año que no te lleva al cine ni a comer afuera? Esa es la mayor estafa; te ha quitado lo que era tuyo, la posibilidad de compartir con él su tiempo libre. Y te ha tomado por tonta al regalárselo a otra y al hacer en ese tiempo cosas que ignorabas.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Además, quieres saber cuánto tiempo hace que eres la mayor idiota del mundo.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?
Es muy difícil conseguir que alguien te ame porque se lo pides. No se puede mendigar el amor. El sistema más eficaz para que otro te ame es mostrarte como una persona de la que él se enamoraría hoy si te viera por primera vez. La imagen que debes dar no es un estado calamitoso de cornuda herida, sino de una persona digna e integra, que puede tener una vida plena por su propia cuenta, sin necesitarlo a él a su lado. Procura que él comience a admirarte
por lo que haces, más que por lo que eres.
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

No lo celes. Si lo celas por cada vez que saluda a una mujer, creerá que en verdad es irresistible y querrá probar su capacidad de seductor. Ser celoso es lo más humillante e inútil que puedes hacer porque, al final, todo el mundo —como debe ser—, hace lo que le da la gana, te guste o no.
No sospeches de él. Le darás la Idea de ser infiel. Sospechar de un hombre inocente es una profecía autocumplida.
No lo necesites. No te muestres muerta de amor, a sus pies. Ten tu vida independiente y que él sepa que puedes vivir muy bien sin él. Trata de que no te sienta 100% segura. 

La seguridad excesiva mata el interés por el otro. Muéstrate ocupada, con múltiples contactos masculinos, que sepa que la gente te aprecia, te llama y te busca. Y si no tienes muchos conocidos o grupos, consigue una amiga que te llame, haciéndose pasar por un admirador secreto un tanto insistente.
No lo cortejes ni te pongas melosa. No trates de enamorarlo, ponerte linda ni hacerle comiditas a la luz de las velas. Cuanto más pegajosa te pones, los hombres más huyen, porque es como que te tienen a tus pies… ¿Y por qué va a luchar por algo que ya se arrastra por él?

No te enfurezcas. Él ya se siente culpable sin que le digas nada. La culpa de tu infiel juega a tu favor: ningún amante está psicológicamente preparado para enfrentar a la sociedad, haciendo de su amor ilícito algo público. Casi todos los infieles son boicoteados por sus propios escrúpulos, que les prohíben salirse de las normas mortales socialmente aceptadas. Ellos quieren verse a si mismos como «buena gente». Y poner los cuernos no es de «buena gente». Por ende, por excitante que sea la aventura, siempre es moralmente incómoda.

Mantente digna y silenciosa. Mantente digna, callada e impertérrita. No hay nada más intrigante que una mujer que mantiene la compostura
Capítulo 9. ¿Qué pasa cuando lo descubres?

Dicen los expertos que hay que vigilar de cerca a los maridos ascendidos en el trabajo, porque todo ascenso, promoción o cambio fuerce de estatus social le hace sentir al hombre con derecho a más hembras. Hay que explicarle al marido que él no es un mono para ser un macho alfa. Si se trepa a un árbol mientras se lo dices, no lo ha entendido del codo.
Capítulo 10. Hombre infieles. ¿Por qué engañan ellos?

Una esposa engañada me decía. “Yo no entiendo cómo, si mi marido es incapaz de encontrar las cosas más simples de la casa: no encuentra la sal, ni sus Laves, ni sus anteojos, ni sus medias, ni un lápiz… ¿cómo es capaz de encontrar una amante?».
Capítulo 10. Hombre infieles. ¿Por qué engañan ellos?

Es probable que él haya buscado a alguien por lo que no tiene: no tiene tus preocupaciones y reclamos cotidianos, ni tus hijos y tu ansiedad. No tiene conocimientos de todas las fallas de él, por lo que él puede hacerle creer que es perfecto.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Lo que más enamora a la gente es la proximidad
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Uno tiende a enamorarse de la gente que ve constantemente, por la famosa oxitocina de la que hablábamos.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Tu marido ya no te importa tanto Ahora, sabes que no es el ser confiable que creías.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Si sigues obsesionada con tu rival, cometes otro error, que es darle una entidad y una presencia fuerte entre tú y tu pareja, cuando lo primero que debes hacer es fingir que jamás existió. Debes lograr que él la olvide, que no la recuerde con cada una de tus preguntas. Si sigues hablando de ella, le estás dando protagonismo, cuando la única protagonista aquí eres tú.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Así que no te conviene para nada pedir detalles sobre quién es el otro u otra, porque estás promocionándole y recordándole a tu pareja que comparare si es tan buena como tú o no tanto.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

La infidelidad de tu pareja no tiene nada que ver contigo, con lo que hagas o dejes de hacer, por más que tu pareja te diga lo contrario. (Si te culpa de su infidelidad, es un cretino doble).
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

La tendencia a la infidelidad no tiene nada que ver con cómo eres tú o cómo tratas a tu novio.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

El infiel tiene una tendencia a serlo, por un motivo u otro, como un jugador compulsivo va al casino, el cocinero cocina, el pescador pesca o el toco ginecólogo toca.
La infidelidad se produce cuando, pese a los problemas de pareja que tengan, desean seguir juntos, no consideran el divorcio como alternativa y creen que la única vía de escape es la infidelidad. Si tienen rollos morales o religiosos sobre el sacrosanto matrimonio, es más probable que seas infiel. El resto se divorcia y comienza de nuevo.
Capítulo 12. ¿Con quién te engaña?

Capítulo 13. «La otra»
Un affaire nos renueva la imagen que teníamos de nosotros mismos. Nos permite ensayar un comportamiento nuevo, vestirnos distinto, cambiar de gustos y diversiones, tomar un rol diferente ante la vida y el otro… ¡es casi como vivir la vida dos veces! El tema de la infidelidad no tiene que ver con las cualidades del amante. Tiene que ver con la codicia: todos queremos tenerlo y probarlo todo. Como todo no lo encuentras en una persona, hay personas que se regocijan en encontrarlo en varias amantes, para satisfacer a distintas facetas de su propia personalidad. Por eso, la rival no suele ser alguien espectacularmente especial sino, simplemente, disponible.

Los hombres no dejan a sus esposas. El matrimonio es un sitio muy cómodo para los varones. ¿Por qué habrían de dejarlo si no los sacan de ahí a la fuerza?
Capítulo 13. «La otra»

Si la relación prohibida continúa, es a fuerza de la cantidad de mentiras que él le dice a la otra.
Capítulo 13. «La otra»

Hazte una vida propia interesante. Maridos, novios o amantes no deben ser el centro de ni existencia, sino solo un condimento para ratos libres. Si haces de tu pareja el centro de tu vida, arruinas tu vida y la de él. No te quedes con alguien que te maltrata, ignora o jamás tiene tiempo para ti. No te quedes sola, esperando que una pareja sea el único antídoto ante la soledad. Realiza actividades que te interesen y hazte muchos amigos y amigas que te mantengan conectada con el «afuera», sin que tengas que procurarte un tipo que te quite de adelante del televisor. No corras detrás de un tipo casado, o que no te llama, o que te ha dicho que no es el momento para estar de novio, o que no olvida a su ex, o que no está superinteresado en ti, o que confiesa que nunca se casará, o que tiene la edad de tu padre, o la de tu hijo, o que sueña con irse a hacer beneficencia en Tanganica. Pierdes el tiempo y lo espantarás más aún, mellando —para colmo— tu autoestima. Cada hombre que conoces Jamás es el último, salvo que tú decidas que no quieres arriesgarte a perderlo.
Capítulo 13. «La otra»

Si sientes que algo anda mal, no es una sensación: es que anda mal. Confía en tu instinto femenino: las mujeres percibimos todo.
Capítulo 13. «La otra»

Fíjate que quien te pide perdón por una infidelidad te pide que le regales por lo menos cinco cosas:
-         El disfrutable recuerdo de una memorable revolcada en cama ajena sin consecuencias.
-    Que sigas considerándolo buena persona, aunque Intercambió fluidos corporales con otra.
-         Que olvides el desliz, como que aquí no ha pasado nada.
-         Que vuelvas a confiar
-         Que no le hagas más reproches, porque ya te ha pedido perdón.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

Una relación de pareja solo tiene sentido si sabes que puedes poner las manos en el fuego por el otro.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

La gente solo te trata del modo en que permitas que te traten.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

Si te quedas con quien te engaña, te engañas a ti mismo
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

En la pareja siempre manda quien menos necesita al otro.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

El amor no escapa de los cálculos de marketing más fríos.

Una infidelidad siempre es un duelo y una pérdida. Aquí te toca saber si el duelo es sobre la confianza o sobre la relación entera.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

Si lo reavivas todo el tiempo, no lo dejas morir. Perdonar no es olvidar, pero no metas más el tema si quieres reconstruir la pareja.
Solo puedes reconstruir la confianza sabiendo que:
-         No puedes vigilar lo que hace
-         No puedes revisarle sus cosas, porque te humillas tu.
-         No puedes desconfiar de cada cosa que diga.
-         No puedes esperar que cambie de un día para otro.
-         No puedes convivir con resentimiento.
Capítulo 14. ¿Cuándo se puede perdonar? (y cuándo no)

La mejor de las venganzas sigue siendo la indiferencia: ignorar a un egoísta es lo peor que puede sucederle a su enorme ego. Y uno no tiene que andar gastando energía neuronal pensando cómo vengarse de alguien que no merece que le dediquemos un instante de nuestros pensamientos. A quien nos maltrató no hay que darle nada de atención, de marera tal que, cuando vuelva con el rabo entre las piernas, vea que ya perdió todas las oportunidades
Capítulo 15. El placer de la venganza

El dolor nos hace confiar más en nosotros mismos. Stefan Zweig decía que el dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y no volver la mirada atrás. El dolor es laborioso y el placer es perezoso.
Capítulo 15. El placer de la venganza

O sea que si él no deja a su esposa, lo hace por tres motivos: Con su amante quiere solo sexo. No la ama de verdad. Le tiene un miedo atroz a su señora esposa.
Capítulo 17. Cómo ser infiel con éxito

Ninguna inconducta se borra con una confesión. Los criminales que confiesan igual van a la prisión. A lo sumo, quien confiesa se está haciendo un favor egoísta a si mismo, porque ya no carga con el peso del secreto. Pero no le hace ningún favor a su pareja.
Capítulo 18. ¿Hay que confesarlo todo?

Di la verdad: si has sido infiel es porque has podido, porque sentías que tenías piel con ella, no había nadie mirando y no tendría consecuencias graves… O sea que es un asunto tuyo solamente.
Capítulo 18. ¿Hay que confesarlo todo?

Hay cinco claves para conservar el amor para siempre. Ser primero amigos y luego amantes. Esto sucede cuando aprecias más a tu pareja como persona que como objeto sexual. Por supuesto, si además es buen objeto sexual, puedes considerarte doblemente afortunada. Ser mutuamente corteses y gentiles. Que estén casados no los habilita arrojarse cosas por la cabeza o patearle objetos cerca para que los levante. Las mínimas reglas de cortesía tienen que ser vigentes en el matrimonio durante toda la vida. Preservar espacios propios. El pegoteo mata el amor y provoca insensibilidad. Lo que mantiene el romance vivo es, justamente, alejarse un poco de tu amor, verlo a la distancia, como hacen los artistas para retratarte mejor; así, seguramente lo verás mucho más favorecido. Esto enriquece a la pareja, demuestra que no hay simbiosis, sino ganas de seguir juntos. Es bueno sentir que el otro te falta. Si hay broncas, vete de viaje y, a la vuelta, otra vez todo será romance. Encima, tendrás temas nuevos para compartir. Si sigue la bronca, te vuelves a ir… ¡y acumulas millas! Nadie está garantizado. Tienes que luchar por conservar el interés de tu pareja en ti. No hay repuestos cuando el interés se rompe.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Un amante es alguien que primero, y antes que nada, es tu amigo del alma. Si después hay sexo, es por añadidura. Un amante no te resuelve tu vida y no debe ser responsable de tu felicidad. Todos debemos buscarnos nuestras fuentes propias de placer: una actividad que nos apasione, un diversión que nos haga sentir que el día vuela haciendo lo que nos gusta, un trabajo que nos haga sentir útiles y competentes, un deporte que no quisiéramos que se acabe jamás, una vocación que te defina y que te haga saber quién eres, aquello que amas hacer… ¡Eso es lo que debes buscar; no una pareja que te anime la existencia! Para animarte la vida, es más fácil y barato que contrates un payaso o un grupo de mariachis.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Helen Gurley Brown, la mítica fundadora de Cosmopolitan, dice que tu trabajo tiene que ser tu gran amor, porque es lo que te da más satisfacciones y te devuelve el empeño que pongas en él: jamás te falla ni te engaña. Si te haces amante de la vida, ella te lo retribuye con creces y no te engaña jamás.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

La infidelidad deja una cicatriz ultrasensible, y que la pareja sobreviva o no, depende de la capacidad que tenga el infiel para confortar y consolar a su pareja engañada y herida, respondiendo a todas y cada una de las preguntas de quien sufre.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Piensa que hay una sola manera de superar esto, y es que se convierta en un secreto entre los dos, y que pase a la historia.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Descubrir toda la intriga y mentiras que hubo mientras tú creías en el otro es terrible.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Hay una necesidad imperiosa de repetir cada instante, rebobinar la historia para internalizarla y comprender. Esto se puede hacer mejor en terapia. Pero para curarse, hay que pasar otra vez por el dolor. Como cuando el médico te cose la herida. Las víctimas de las catástrofes repiten y repiten hasta el cansancio cada detalle de cuando vino el tornado, el autobomba o cuando subió la marea: «¿Cómo no lo vi llegar?», hasta que ya no cause un dolor insoportable. Peto a veces este dolor fortalece. A uno y a la pareja.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Dando detalladas explicaciones de cada cosa que haces: el infiel debe permitir que el otro sea quien atienda el teléfono de la casa y de su propio móvil. Debe dejar que abra sus correos electrónicos y su correspondencia. Debe dejar que su esposo o esposa pase a buscarlo a la hora que quiera por el trabajo. Y allí, presentarle a sus compañeros de trabajo. Y no asistir a reuniones sin él o ella. Y hasta contarle honestamente el día que te has encontrado por azar con tu examante y decirle: «Me preguntó cómo estaba y le dije que no le contaré cómo estoy, porque no quiero que hablemos nunca más… ¡Y me dijo que soy un resentido!».
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Combinando respuestas, sentimientos y percepciones, ambos pueden reconstruir una historia propia y comprender juntos la infidelidad. Entonces, esta historia ya no será del infiel, sino que es una anécdota que pertenece a los dos, una parte de la historia de la pareja.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

¿Recuerdas la vieja máxima de «Si amas a alguien, déjalo libre. Si regresa, es tuyo. Si no regresa, jamás lo fue»? Es cierta
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Sé que cuesta horrores darle libertad absoluta a alguien que amas y de quien sospechas. Pero aferrarte a los pantalones de tu pareja no solo es agotador, sino que le estropea los pantalones. No hagas papeles patéticos de heroína de rímel corrido y pañuelo en mano: «¿Qué he hecho yo para merecer esto?». No te humilles. La inseguridad es una prisión en la que te metes sola.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Lo que debes pensar es: «Si se va con ella, allá él» y eso es todo. Si le das a un hombre toda la libertad que quiera, él no intentará escapar de tu vigilancia, y será todo más relajado. Es más, asumirá que te tomas esa misma libertad para ti… ¡y estará pendiente de ti, para cuidar que no te lleve otro!
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Vigilar a un hombre es, además, peligroso, porque hasta al más dormido le das la idea de hacerte trampa. Suponte que estás con un tipo normal, de los que solo piensan «a qué hora se come» y «qué dan en la tele», y empiezas a decirle que lo has visto mirando con ojos encendidos de pasión a la empleada doméstica, que ya no lo toleras y que si quiere hacer algo con ella, que lo haga fuera de casa.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

De todos modos, por más que lo cuides, está científicamente comprobado que bajo las condiciones más rigurosamente controladas de presión, temperatura, volumen, humedad y demás variables medioambientales, el macho humano siempre hará lo que le venga en gana.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Él problema es de él, que pierde a una mujer fiel. No tuyo, que te sacas de encima un infiel.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

La principal ventaja es que te despabila y te abre los ojos en varios sentidos.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

En primer lugar, te muestra quién es la persona con la que estabas y qué es capaz de hacer. O sea, siempre es preferible enterarse de quién es el otro, antes de seguir en el limbo de creer que todo anda fantástico entre tú y él, cuando él está por irse de vacaciones con la otra.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Para el común de la gente, la terapia de pareja parece ser un sistema de separarse sin romper demasiada vajilla
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Cualquier separación genera mucha culpa y nada mejor que una terapeuta para darnos permiso: «Ustedes dos no tienen remedio y ya me tienen podrida: sepárense de una vez». Pero esto no pasa, porque la terapeuta precisa que sigamos en la duda; así conserva a sus pacientes.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Cada uno quiere convencer al terapeuta de que la culpa de todo la tiene el otro, cuando lo que en verdad pasa es que ambos perdieron lo esencial de una relación: la cortesía. Si tratas a tu pareja peor de lo que tratas a un amigo
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Por qué entonces la gente que pone energías en los romances prohibidos no utiliza esa misma energía para mejorar su matrimonio?
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Hacer el amor más seguido. Esto genera un pegamento extrafuerte con tu pareja, que ayuda a poder seguir juntos y calmados.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?


Se sabe que a las parejas que tienen una vida sexual satisfactoria no les pasa por la cabeza tener aventuras con terceros.
Capítulo 20. ¿Cómo prevenir y evitar la infidelidad?

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...