miércoles, 3 de junio de 2009

María es la primera después de Dios

Cuando Satanás quiere ganar un alma, trabaja para cegarle el canal de la devoción a María; porque una vez cegado este canal, con toda facilidad se apodera del alcázar del corazón.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, primera parte, Cap.V, I, 6, p. 180.

Si para coger el fruto hay que ir al árbol, para hallar a Jesús hay que ir a María, y el que halla a María ciertamente encontrará a Jesús.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, primera parte, Cap.V, II, 2, p. 190.

Los Santos del Cielo sin María no pueden alcanzarnos gracia alguna.
San Alfonso María de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, primera parte, Cap.V, II, 7, p. 194.

¿Porqué María no nos declaró las grandes maravillas que Dios había obrado en ella? ……porque su misma grandeza las hacía inexplicables.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso IV, Punto segundo, p. 398.

María es la primera después de Dios.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso IV, Punto segundo, p. 400.

Si deseamos complacer a esta divina Madre, saludémosla a menuda con el Ave María.
San Alfonso María de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso IV, Punto segundo, p. 401.

Ya se sabe que para que la Virgen ayude al pecador, es menester que se resuelva a romper los lazos que le ligan al demonio.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso IV, Punto segundo, p. 403.

El que desea alguna Gracia debe acudir a María.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso V, p. 407.

Contra vos Señora pecan – dice San Buenaventura – no sólo los que os insultan y blasfeman, sino también los que nada os piden.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso V, Punto segundo, p. 416.

Tres cosas que endulzan la muerte del hombre: el estar desprendido de las cosas de la tierra; el verse libre de los remordimientos de conciencia; el dar por segura la salvación.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso VII, Punto primero, p. 441.

El amor y los deseos de nuestro corazón van siempre a descansar adonde creemos hallar nuestro tesoro y nuestro contento.
San Alfonso Maria de Ligorio; Las Glorias de María, 2ªEdición, Rialp, Madrid, 1980, Segunda parte, Discurso VII, Punto segundo, 1, p. 447.

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...