viernes, 27 de junio de 2008

Recrearse en los pequeños detalles de la vida

La admiración sólo nace en quién ha conquistado la sencillez.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, prólogo.

Hay que revindicar tiempos para la contemplación, la reflexión.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p. 20.

Si nuestra inteligencia desprecia lo que la vida en cada momento nos ofrece, entonces se hace muy difícil admirarse por algo.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p. 21.

Recrearse en los pequeños detalles de la vida.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.23.

¡Cuántos detalles son capaces de iluminar nuestra vida cuando sabemos re-crearlos!
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.24.
Las cosas sencillas tienen mucho más que decirnos de lo que habitualmente nos dicen.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.24.

Aprender a mirar.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.29.
No es suficiente ver las cosas, es necesario mirarlas y mirarlas bien para descubrir en ellas ese algo de nuevo que siempre llevan consigo.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.29.
Guiños con que la realidad nos sorprende.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.30.

Con dificultad la realidad se deja apresar por un análisis racional, siempre queda un algo que se escapa, y ese algo es la dimensión poética del objeto.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.30.

Para llegar a admirarse es preciso antes haber mirado con cariño.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.31.

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