viernes, 5 de febrero de 2010

El bien en sí versus el bien para sí

Una vez visité un hogar de niños con severo retraso mental, en compañía de dos estudiantes. Uno de ellos comentó: “¡Qué terrible! ¡Cómo sufren esos pequeños! Yo nunca podría trabajar aquí”. El otro dijo:
“ Bueno, si supiera que no hay suficientes ayudantes disponibles, no me importaría trabajar aquí, porque se necesita mucho apoyo y amor”. Ambos eran compasivos, pero el primero pensó en sus propios sentimientos, el otro acerca del bienestar de los niños. Si nos damos cuenta que somos necesarios, crece nuestra fuerza para superarnos, pero si nos concentramos en averiguar si esas energías son suficientes, atendemos más a nuestras debilidades y nos sentimos frustrados.
Elisabeth Lukas en Tomás Melendo, Gabriel Martí; Elogio a la Afectividad, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2009, p.204.

A muchos de nosotros nos importa más cómo nos sentimos al hacer o dejar de hacer algo que si lo realizado es bueno o malo, resulta beneficioso o perjudicial para los otros.
Tomás Melendo, Gabriel Martí; Elogio a la Afectividad, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2009, p.205.

Muchos de nuestros contemporáneos no tienen otro criterio para calificar algo como bueno o malo que la repercusión sentimental o afectiva que experimentan en sí mismos: el bien-para-sí, y no el bien-en-sí.
Tomás Melendo, Gabriel Martí; Elogio a la Afectividad, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2009, p.205.

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