jueves, 15 de julio de 2010

Mantener viva la llama y encendida la luz

Es corto nuestro tiempo para amar, para dar, para desagraviar. No es justo, por tanto, que lo malgastemos, ni que tiremos ese tesoro irresponsablemente por la ventana: no podemos desbaratar esta etapa del mundo que Dios confía a cada uno. 
San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 39.

Es de enamorados cuidar los detalles, incluso en las acciones aparentemente sin importancia. San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 40. 

Pensemos valientemente en nuestra vida. ¿Por qué no encontramos a veces esos minutos, para terminar amorosamente el trabajo que nos atañe y que es el medio de nuestra santificación? ¿Por qué descuidamos las obligaciones familiares? ¿Por qué se mete la precipitación en el momento de rezar, de asistir al Santo Sacrificio de la Misa? ¿Por qué nos faltan la serenidad y la calma, para cumplir los deberes del propio estado, y nos entretenemos sin ninguna prisa en ir detrás de los caprichos personales? Me podéis responder: son pequeñeces. Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantiene viva la llama y encendida la luz. San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 41. 

No nos debe sobrar el tiempo, ni un segundo: y no exagero. Trabajo hay; el mundo es grande y son millones las almas que no han oído aún con claridad la doctrina de Cristo. Me dirijo a cada uno de vosotros. Si te sobra tiempo, recapacita un poco: es muy posible que vivas metido en la tibieza; o que, sobrenaturalmente hablando, seas un tullido. No te mueves, estás parado, estéril, sin desarrollar todo el bien que deberías comunicar a los que se encuentran a tu lado, en tu ambiente, en tu trabajo, en tu familia. San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 42. 

Con la sonrisa en los labios, ayúdales de tal manera que resulte casi imposible que lo noten; y que ni se puedan mostrar agradecidos, porque la discreta finura de tu caridad ha hecho que pasara inadvertida. San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 44.

Qué pena vivir, practicando como ocupación la de matar el tiempo, que es un tesoro de Dios! San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amigos de Dios, El tesoro del tiempo; 46.

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