martes, 5 de febrero de 2019

Riikka Pulkkinen; La Verdad

Riikka Pulkkinen; la Verdad


Todo dolor puede soportarse si se plasma en una historia o puede contarse una historia sobre él. Isak Dinesen (Karen Blixen)

Sellaba los bordes de ese breve lapso de tiempo, redimía con insomnio y falta de hambre parte del dolor materno.

Los vivos no saben nada de la muerte, pero morir, ese acto sigiloso, se insinúa en sus vidas. El tiempo se vuelve lento, la realidad se encierra en las paredes del sufrimiento en cuyo interior el moribundo y sus acompañantes celebran sus propios rituales piadosos. 2

Era una persona capaz de gestionar los momentos de crisis.

Los niños crecen y sus madres aprenden a conocerlos, poco a poco, año tras año. Y luego aparecen otras personas bajo cuya influencia los hijos se convierten en extraños. 

A veces, el corazón de los jóvenes está hecho de plomo. Adquiere peso con experiencias casuales, cualquier cosa puede volverlo grave, sacarlo de sus goznes. Pero de un modo igualmente fácil se torna ligero de nuevo y olvida su gravedad.

Deseaba sufrir, construir una cuna donde llorar su orfandad el resto de sus días.

No te menosprecies, tus conferencias son una buena noticia, les concedes a todos el perdón. A madres, padres, hijos. Le das permiso para ser felices.

Se puede salir de la propia vida sin despedirse, sin explicar los motivos. Se puede cruzar el umbral, abandonar al otro llorando, gritando, tendido en el suelo del pasillo durante días. Se puede decir «Nos vemos mañana», aunque se sepa que ya no habrá un mañana. 

Las relaciones entre las personas son como bosques espesos. O tal vez las personas mismas sean también bosques, en los que abren muchos senderos; caminos ignotos para algunos y que sólo se muestran por casualidad a alguien que acierta a pasar por allí.

Una mujer altiva al encuentro de su destino.

Paseos por la orilla del mar cuando la luna es una pálida huella dactilar en el cielo.

¿En qué momento los miembros de la familia se convierten en espejos en los que duele mirarse?

Hubiera deseado decirle a su nieta: «Constrúyete un hogar en tus días sin preocupaciones. Son sueños, pero aún no has de despertar. Diez años y despertarás, cinco más y estarás luchando por no hacerlo, diez más todavía y te conformarás con lo que tienes. No es malo, no significa infelicidad. Sólo se trata de una nueva forma de felicidad y la eliges del mismo modo que los sentimientos felices que has experimentado. Todavía vivirás momentos en que sentirás que el mundo se te ofrece como un regalo, pero no serán iguales. Contemplarás el mundo como en un cuadro enmarcado por el tiempo, por la experiencia, y disfrutarás de un modo distinto del de antes.»

El cabello cual algodón de azúcar.

El dolor de los hechos, así como el recuerdo, había que protegerlo con el silencio.

Poco a poco la realidad había cicatrizado la herida, el mutismo había envuelto el recuerdo paterno igual que una venda. Qué extraña tumba el silencio.

En el aire se respira la espera.

Vista oblicuamente desde arriba, se asemeja un poco a una mujer picassiana: dispersa, fragmentaria, en busca de su forma.

Los artistas son así: poseen la capacidad de ver, sostienen puntos de vista que formulan con más peso que los demás, hacen realidad lo que de otro modo se quedaría acechando en los umbrales, en las paradas de autobuses, en las esquinas, en las frases subordinadas.

Mi nuca se ha perlado de sudor.

Después me daré cuenta de que mi vida, una vida del todo nueva, comienza en ese preciso momento. Tal vez allí, delante de esa puerta, se divise también el final. Pero el inicio es el inicio, y no quiero saber nada del desenlace.

Un orden despreocupado.

Es el inicio de la felicidad, de alguna clase de felicidad, aunque todavía no sé cuál.

El amor empieza de repente. Somos imprudentes, no nos preocupamos de las señales que podemos entrever semanas o meses antes de que ocurra.

Hay que ir a los extremos para ver lo que ocurre en el centro.

De repente recuerdo las manos de él. Pienso en su vientre, en el punto donde comienza el vello; qué júbilo conocer esas partes del otro, esas zonas inexploradas.

Antes de saborearlo, lo observé de cerca. Comparado con eso, el mundo es tan poco tupido como una gasa.

Él sonríe. Después aprenderé que ésa es su sonrisa defensiva, la que reserva a situaciones en que una mujer que respeta lo desafía.

La política y el arte tienen motivos para mantenerse alejados entre sí o uno de ellos acabará destruyendo al otro. El arte se vuelve vacío si se desgasta con una única verdad. Ésa es mi opinión. Lo mejor sería preservar un arte abierto al encuentro de visiones contrapuestas.

El otoño espera el indulto del invierno.

Eeva lo amaba, porque aún no conocía la diferencia entre la lástima y el amor.

Era extraño sentirse nervioso con su propia esposa. Se sentía como si reviviera algo muy remoto, de hacía más de cincuenta años. El día que conoció a Elsa había escuchado a Elvis. De repente recordó la música, sus nervios. Las manos se aferraron al volante, cincuenta años se esfumaron.

Un extraño ambiente enrarecido.

Hay que aprender a conocer al otro, una y otra vez, se había dicho.

Durante un instante advirtió que no le importaría si ese momento jamás se repetía, pues había sido pleno.

No basta una imagen, sino muchas, sobrepuestas. Hay que sostener todas las capas de la realidad. Las sombras, la tristeza, la seriedad, junto a la alegría. Sin olvidar la crueldad, el humor y las banalidades. Ya nadie puede permitirse caer en la trampa de un cuadro con límites bien definidos. Copiar es la palabra clave. Una copia de una copia de una copia, de eso se trata. Tiremos los iconos a la basura, el futuro está en las copias.

Tal vez vuelva y confíe en él y me entregue como hacen los valientes, pues lo que dice es verdad: cualquiera debería atreverse a abandonarse a lo desconocido, el mundo es igual de desconocido para todos, hasta que uno se atreve a asomarse y entonces el mundo se vuelve familiar.

Veo mi reflejo en la ventana, parezco una mujer desconocida, aún desconocida, pero a quien aprenderé a querer.

Pena? ¡La vida comienza cuando te entregas a ella!

Creo que el mundo está disponible para que cualquiera pueda cambiarlo como desee.

Preparando la comida con devoción como si fuera una eucaristía.

El amor es una responsabilidad inmensa hacia otra persona.

Pienso que las auténticas revoluciones duran una vida entera, siempre son silenciosas y suceden cuando nadie mira. 

Deseaba disculparse por el dolor causado a su hija, pero ¿significaba eso que se arrepentía de lo ocurrido?

Uno jamás debe arrepentirse de su vida, no de ella en su conjunto..

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