Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.15.
La ilusoria posibilidad de poderlo controlar todo, al menos a lo que a nosotros nos afecta, nos sitúa ipso facto fuera de la realidad. Porque, efectivamente, no somos dueños de conducir cada uno de los acontecimientos de nuestra existencia – grandes o pequeños- según el gusto propio. La contradicción y el desconcierto, cuando aparecen, nos recuerdan que el dominio sobre el mundo que nos rodea es mucho menor del que suponíamos.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.19.
Es inevitable que sucedan cosas que nos son adversas, lo que sí es evitable es que éstas nos desconcierten.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.20.
Las contrariedades están para vencerlas.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.20.
Aceptar lo incambiable.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.21.
Quien fomenta en sí mismo pensamientos de paz la encuentra.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.26.
Saber esperar es una muestra de madurez, por eso los niños tienen tan poca paciencia.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.29.
La inmadurez y, por tanto la falta de realismo puede llevar a suponer que las dificultades, los problemas, los obstáculos no son elementos configuradores de nuestra jornada, sino algo extaordinario fruto más bien de la mala suerte.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.72.
Siempre hay todo el tiempo del mundo cuando se está junto a quién se quiere.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.78.
El consuelo nos viene tanto del cielo como de la tierra, porque donde no alcanzan los hombres llega Dios.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.102.
Hay personas que por el simple hecho de estar a su lado nos hacen sentir queridos, y disfrutamos del don inmneso que supone el estar acompañados.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.103.
¿Qué pocos hombres y mujeres llegan al fondo del corazón de los demás! No cabe duda que el ser entrañablemente humano es la asignatura pendiente de nuestros días.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.103.
Nadie está condenado a equivocarse indefinidamente.
Miguel-Angel Martí García; La Serenidad; Ediciones Internacionales Universitarias, (2003), Madrid, 3ª edición, 2005, p.116.