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Al ver al bebé se
llevó las manos a la cara. —¡Pero mira qué cosita! Un auténtico milagro.
—¿Verdad que es bonita? —dijo Joana. —Lo bonito —contestó el anciano— es que ha
vencido a esta guerra. Emilia
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Sobrevivir tenía
su precio: el remordimiento. Joana
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El barco había sido bautizado con el nombre de un
hombre, Wilhelm Gustloff. Mi padre me había hablado de él. Fue el líder del
Partido Nazi en Suiza. Y fue asesinado. El barco había nacido de la muerte. Emilia
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- Lo que más
agradaba a mi padre era mi felicidad. Así que aprendí a parecer feliz, aunque
no lo fuera. Emilia
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Fui pasando de un
cuerpo a otro, curando ampollas, heridas, congelaciones. Pero no tenía ningún
remedio para lo que más atormentaba a la gente. El miedo. Joana
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El tufo a
agotamiento, a vejigas descontroladas y, sobre todo, a miedo apestaba más que
cualquier ganado. Florian
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Hay poco tiempo
libre para los hombres valientes. Alfred
Prometí a Madre
que solo miraría al futuro, pero en secreto soñaba con regresar al pasado. Joana
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- Pero los guerreros valientes nos sacudimos el miedo de
un manotazo. Nos reímos en la cara del miedo, lo alejamos de una patada, como a
una piedra en la calle. Alfred
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El miedo es un
depredador. Alfred
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La vergüenza es
un depredador. Emilia
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El cazador
siempre se cobra las presas agotadas y cansadas. Florian
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El remordimiento
es un depredador. Joana
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El destino es un
depredador. florian