Dios no tiene porqué hacer milagros para bien de un alma cuando ésta no hace nada por su Dios. Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.83.
De esa fusión de Cristo y tú surge el santo.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.86.
De esa fusión de Cristo y tú surge el santo.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.86.
Constancia en los propósitos, constancia en tu trabajo de hoy…donde estés, en lo que haces. Enamórate de tu carrera, de tu profesión.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.92.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.92.
El que se queje de nuestro siglo, no es joven. El que se resiente añorando tiempos pasados, es viejo.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.110.
Yo quisiera que te ilusionaras con las aventuras de cada día; las aventuras por las que necesariamente hay que pasar; aquellas en las que nos mete la vida, sin consultar nuestro parecer.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.162.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.110.
Yo quisiera que te ilusionaras con las aventuras de cada día; las aventuras por las que necesariamente hay que pasar; aquellas en las que nos mete la vida, sin consultar nuestro parecer.
Jesús Urteaga; El Valor Divino de lo Humano (1948), Rialp, 38ª edición, Madrid, 2000, p.162.