Cualquiera puede enfadarse,
eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado
exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y el modo correcto, eso,
ciertamente, no resulta tan sencillo.
Aristóteles, Ética a Nicómaco en Daniel
Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.9.
¿Qué cambios podemos llevar a
cabo para que nuestros hijos les vaya bien en la vida? Daniel Goleman;
Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.13.
La inteligencia emocional
constituye el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos
morales.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.14.
Inteligencia emocional, esa
capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar
de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las
gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la
angustia interfiera con nuestras facultades racionales y por último la
capacidad de empatizar y confiar en los demás.
Daniel Goleman; Inteligencia
Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.65.
El elemento esencial de la
inteligencia emocional es la capacidad de desembarazarse de los estados de
ánimo negativos. Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona,
1995, p.99.
El arte de calmarse a uno
mismo constituye una habilidad vital fundamental.
Daniel Goleman; Inteligencia
Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.102.
Las distracciones son un
recurso sumamente efeicaz para modificar nuestro estado de ánimo por la
sencilla razón de que es difícil seguir enfadado cuando uno se lo está pasando
bien.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.112.
La gente suele preocuparse
por cosas que tienen muy pocas probabilidades de ocurrir. Daniel Goleman;
Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.119.
La táctica más extendida para
combatir la depresión son las actividades sociales.
Daniel Goleman;
Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.124.
Uno de los antídotos más
eficaces contra la depresión es la llamada reestructuración cognitiva, es decir
tratar de ver las cosas desde una óptica diferente.
Daniel Goleman;
Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.130.
Desde el punto de vista de la
inteligencia emocional, la esperanza significa que uno no se rinde a la
ansiedad, el derrotismo o la depresión cuando tropieza con dificultades y
contratiempos.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995,
p.149.
El optimismo es una actitud
emocionalmente inteligente.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos,
Barcelona, 1995, p.152.
Cuanto más abiertos nos
hallemos a nuestras propias emociones, mayor será nuestra destreza en la
comprensión de los sentimientos de los demás.
Daniel Goleman; Inteligencia
Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.162.
La clave que nos permite
acceder a las emociones de los demás radica en la capacidad para captar los
mensajes no verbales.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona,
1995, p.163.
La capacidad de expresar los
propios sentimientos constituye una habilidad social fundamental.
Daniel
Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.186.
Las críticas destructivas son
una incipiente señal de alarma que indica que el matrimonio se halla en
peligro.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995,
p.218.
El liderazgo no tiene que ver
con el control de los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar en
la construcción de un objetivo común.
Daniel Goleman; Inteligencia Emocional,
Kairos, Barcelona, 1995, p.241.
La esperanza, al igual que su
pariente cercano el optimismo, también constituye un factor curativo.
Daniel
Goleman; Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.283.
Aunque la tendencia a la
depresión tenga un origen parcialmente genètico, su causa principal parece
radicar en los hábitos mentales pesimistas.
Daniel Goleman; Inteligencia
Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.370.
Seis emociones básicas:
felicidad, tristeza, enojo, sorpresa, miedo y disgusto.
Daniel Goleman;
Inteligencia Emocional, Kairos, Barcelona, 1995, p.416.