Rachel Cusk; Despojos. Sobre el matrimonio y la separación
Rastrojos
Un plato se cae al suelo: la nueva realidad es que está roto.
Rastrojos
La nueva realidad, hasta donde yo era capaz de ver, sencillamente estaba rota.
Rastrojos
El relato o la verdad.
Rastrojos
Cuando escribo mal una novela, termina colapsando, se viene abajo, se detiene y no se deja seguir escribiendo, y tengo que retroceder y buscar los defectos de su estructura. El problema reside normalmente en la relación entre el relato y la verdad.
Rastrojos
Neutralidad, algo firme aunque vacío, algo ligeramente acusador a pesar de la vacuidad. Es como si estas horas solitarias, en las que por primera vez en muchos años no se espera ni se necesita nada de mí, fueran mi botín de guerra, lo que he recibido a cambio de todo este conflicto.
Parejas
Su idilio ha concluido, y ahora puede que sientan mutuamente una rabia asesina. Puede que ella pensara que él la querría más al nacer su hijo, pero lo cierto es que parece que lo ha perdido: él ha utilizado al hijo para librarse de ella. Ella en realidad no quiere un muñeco: quiere un hombre, un hombre que la ame y la desee. Ifigenia, con su túnica de novia de color azafrán, quizá sea el sacrificio que reside en el núcleo de todo matrimonio, la muerte sobre la que se construye toda la empresa.
Parejas
Familia y tragedia son lo mismo en cierto modo.
Parejas
El sufrimiento era una especie de formalismo, pero era también una perversión, un mal uso de las emociones.
Parejas
Es una mujer que manifiesta la tristeza con comportamientos extrovertidos y hedonistas.
Parejas
La mayoría de los matrimonios tienen una fachada pública, un aspecto de representación, como el cuerpo tiene su piel. Una pareja que discute en público es como un cuerpo que se desangra, pero existen otras formas de morir que no se ven desde fuera.
Parejas
Es curioso lo que la gente puede llegar a perdonar, lo que puede llegar a tolerar cuando tiene una creencia. Cuando duda, la gente no tolera nada, y todos dudan de Egisto, menos Clitemnestra.
Parejas
La forma de lo masculino y lo femenino se ha puesto a prueba y ha demostrado ser limitación y mentira.
Parejas
Todo son secuelas de la muerte de lo que existía antes. Para engendrar hace falta que una cosa domine a la otra, que el contenido masculino domine a la forma femenina; luego, para criar lo que se ha engendrado, hace falta lo contrario.
Parejas
¿Tienen todas las mujeres una capacidad especial para odiar a sus maridos, y todos los maridos la capacidad de odiar a sus mujeres con un odio fundado en los mismos orígenes de la vida?
Parejas
La primera vez que vi a mi marido después de la separación, me di cuenta, y me sorprendió mucho, de que me odiaba. Nunca lo había visto odiar a nadie: era como si estuviera lleno de una sustancia que no era suya, contaminado, como la costa teñida de negro por un vertido de petróleo. Varios meses estuvo supurando odio venenoso la herida mortal de nuestro matrimonio, brotando de todas las fuentes y conductos, empapándolo todo, hasta que cubrió a las niñas de alquitrán, como las cabezas sedosas de las aves costeras.
Parejas
Desterrada del matrimonio, veo a los matrimonios con otros ojos.
Parejas
Felicito en silencio a las parejas con las que me cruzo por la calle, a la vez que me pregunto por qué ellos están juntos y yo estoy sola. Sé que han triunfado en lo que yo he fracasado, pero no consigo recordar por qué.
Parejas
Hemos perdido el rumbo, perdido nuestra historia, y yo soy el capitán del barco que lleva el timón, lleno de temor.
Ventanas oscuras
Se ha instalado en casa una especie de letargo que puede transformar cualquier movimiento en dolor.
Ventanas oscuras
Yo creía que debía haber sido una tranquilidad para ella quedarse sola, después de tantos años. Aunque quería mucho a mi abuelo, veía su muerte como un indulto, una liberación, como quitarse unos zapatos que hacen daño.
Ventanas oscuras
Los hombres ofrecían protección y dinero.
Ventanas oscuras
Comprendí que una mujer no podía liberarse con tanta facilidad, no podía largarse a otra parte, sin más, con sus dones de amor y calidez.
Ventanas oscuras
Nunca se me ocurrió que mi abuela pudiera volver a casarse, que pudiera someterse de nuevo a ese cautiverio, y no lo hizo. Tampoco se me ocurrió nunca que pudiera seguir sola por lealtad a la empresa familiar; que pudiera sentirse sola y enfermar por falta de compañía, y aun así seguir interpretando su papel por el bien de sus hijos; que pudiera haber comprendido, como yo no supe, que el puzle es frágil, no fuerte, que es un espejismo, no una prisión. Que lo que exige fortaleza es conservarlo, no desmantelarlo, porque puede romperse en un instante.
Ventanas oscuras
Esa imagen se romperá, y lo que quede de ella no será una imagen diferente o nueva, sino un montón de piezas que no significan nada.
Ventanas oscuras
La doble naturaleza entre el ser y el aparentar.
Ventanas oscuras
Debajo de esos manteles tan bonitos hay una estructura improvisada, sin forma ni belleza propias.
Ventanas oscuras
El lado romántico del matrimonio como la envoltura de algo categóricamente práctico, lo veía como la metáfora de una mujer, esa hermosa criatura que limpia y cocina. ¿Por qué no podían ser iguales lo exterior y lo interior?
Ventanas oscuras
Mi abuela había sido valiente en el matrimonio: había conservado la fachada más de cuarenta años.
Ventanas oscuras
Tienes que aprender a esconder tus sentimientos delante de las niñas. Acabarán sintiendo lo que creen que tú sientes, porque son meros reflejos tuyos.
¿Tú no tomas nada?
Él conoció a otra mujer, tuvo hijos con ella y se compró otra casa de lujo para sustituir a la primera; y mi amiga y sus hijas se quedaron cortadas, como un retal caído de la mesa de una modista porque el patrón no lo necesita.
¿Tú no tomas nada?
Mi amiga se mudó a esta ciudad más barata y menos elegante, buscó un trabajo compatible con el horario escolar de sus hijas, dejó de beber y empezó a practicar yoga. Ahora se relaciona con otro tipo de gente, tiene opiniones nuevas y un corte de pelo distinto. En su casita de muñecas, todo es delicado, blanco y fresco. Parece como si, al no tener un hombre, la mujer aprovechara la oportunidad de recuperar su inocencia, de reconstruir su mundo virginal, de limpiarse la sangre de la sexualidad y de perfeccionar su feminidad.
¿Tú no tomas nada?
La comida que preparan habla de ellos: sana, moderada, lo contrario de punitiva o insulsa.
¿Tú no tomas nada?
No tengo ninguna sensación de futuro.
¿Tú no tomas nada?
El drama de mi vida domina, consume el combustible de la conversación como un feo tanque militar que traga gasolina.
¿Tú no tomas nada?
Tenía café en las venas en vez de sangre.
¿Tú no tomas nada?
Un presente itinerante y frágil.
¿Tú no tomas nada?
He aprendido a asustarme de las cosas bonitas, por miedo a que escondan lacerantes astillas de nostalgia.
¿Tú no tomas nada?
Delante de la floristería, siento de golpe la magnitud de mi empobrecimiento. Siento que la pérdida me ha vuelto transparente: ya no hay nada que, al mirarlo, me haga sentir segura.
El filo de la navaja
Este esfuerzo incesante por producir normalidad es como una falsificación artística, tan laborioso comparado con la facilidad con que se creó el original.
El filo de la navaja
Habla de la pérdida de valor de una mujer cuando envejece, de la decadencia de un cuerpo que antes era el origen de su autoridad humana, de su rabia porque la han dejado sola: los hombres y los hijos se han ido. Impresiona a la gente con sus ganas de vivir: todos esperan que se rinda, que se retire en silencio, que se esconda en cualquier parte y se pudra sin molestar. Y ella ha aprendido a disfrutar con la sorpresa de los demás, con su desaprobación. Se viste con colores chillones. Sale a pelearse con el mundo y, tanto si resulta herida en ese campo de batalla, tanto si cae derrotada y encuentra su final como si no, ese final es mejor que el que la sociedad ha previsto para ella, es una especie de rebelión suicida, un intento de exhibirse rodeada por un halo de gloria.
El filo de la navaja
Sentí que tenía que amarla, porque de pronto comprendí que su fracaso no venía de una intención perversa, sino del hecho de que nadie la quería. Ese fracaso me asustó, me intimidó más que la peor amenaza directa a mi seguridad; necesitaba protegerme de él y proteger a mis hijas, pero mientras estaba sola en aquella casa, comprendí que el verdadero logro, la verdadera seguridad, la verdadera autoridad podían estar más allá del instinto de salvaguardar lo que era mío.
XYZ
No tengo ganas de hablar. No tengo nada que decir.
XYZ
Cargada de experiencias que me han silenciado, ahogado en el silencio de la experiencia.
XYZ
Nuestra conversación es como masticar un alambre de acero, como comer cristal molido. Nuestra conversación es como un pozo envenenado, pero bebo de él de todos modos.
XYZ
La antigua guerra puede transformarse en palabras, pero un silencio vivo no se debe alterar.
XYZ
Procesar el violento pasado en resmas de conversación. El presente es un presente hablador, pero del futuro ¿qué se puede decir?