martes, 17 de enero de 2017

Jorge Bucay; Amarse con los Ojos abiertos

Amarse con los ojos abiertos
Jorge Bucay & Silvia Salinas


Cuando empiezan las críticas y las descalificaciones y empezamos a cultivar el desamor, el espejo nos muestra lo peor de nosotros, justamente aquello con lo que nos peleamos y por lo que nos odiamos a nosotros mismos y al espejo. Prólogo.

El amor se construye entre dos y basta uno que juegue en contra para que lo conseguido se destruya. Prólogo

Es muy diferente encarar los conflictos que surgen en una relación con la actitud de revisar «qué me pasa a mí», que enfrentarlos con enojo pensando que el problema es que estoy con la persona inadecuada. Libro primero, Cap.1.

«… Y cuando el Señor X se da cuenta de que su pareja no se corresponde con ese modelo romántico ideal y novelesco, insiste en decirse que otros SI tienen esa relación idílica que él está buscando, solo que él tuvo mala suerte… porque se casó con la persona inadecuada…» ¡¡¡¡¡¡NO!!!!!! No es así. No se casó con la persona inadecuada. Lo único inadecuado es su idea previa sobre el matrimonio, la idea de la pareja perfecta. En cierto modo, me serena saber que esto que no tengo, no lo tiene nadie, que la pareja ideal es una idea de ficción y que la realidad es muy diferente. Libro primero, Cap.1.

La realidad mejora notoriamente cuando me decido a disfrutar lo posible en lugar de sufrir porque una ilusión o una fantasía no se dan. Libro primero, Cap.1

Dejar de lado la fantasía de la pareja ideal. Libro primero, Cap.1.

Pensar la pareja desde otro lugar, desde el lugar de lo posible y no de lo ideal. Libro primero, Cap.1

La relación suma. Por eso vale la pena. Vale… la PENA (es decir, vale penar por ella). Vale el sufrimiento que genera. Vale el dolor con el que tendremos que enfrentarnos. Y todo eso es valioso porque cuando lo atravesamos, ya no somos los mismos, hemos crecido, somos más conscientes, nos sentimos más plenos. Libro primero, Cap.1.

La propuesta es resolver mi propia vida sin esperar que nadie lo haga por mi. La propuesta es, también, no intentar resolverle la vida al otro. Encontrar a otro para poder hacer un proyecto juntos, para pasarla bien, para crecer, para divertirnos, pero no para que me resuelva la vida. Libro primero, Cap.1

Y cuando me convierto en un ser completo, que no necesita de otro para sobrevivir, seguramente voy a encontrar a alguien completo con quien compartir lo que tengo y lo que él tiene. Libro primero, Cap.1.

El sentido de la pareja: no la salvación, sino el encuentro. Libro primero, Cap.1.

Tenés razón, no lo había pensado. Esa frase fue la llave que abrió una puerta interior en Cristina. Libro primero, Cap.2.

Por qué me irrita tanto estar esperándola. Por qué me irrita tanto esperar. También me molesta esperar al cliente que no llama… y la respuesta de un mensaje… y a que me atiendan en un bar… y a que se encienda la computadora. Me molesta esperar… —y siguió— ¿qué me pasa que me molesta esperar?». Libro primero, Cap.2.

Perdiendo el tiempo… —se dijo—. ¿Cómo se puede perder lo que no se posee? ¿Cómo se puede conservar lo que no es posible retener?». Libro primero, Cap.2.

La mirada de otro me muestra lo que mis ojos no pueden ver. Así como sucede en la realidad física, la precisión de lo reflejado depende de la calidad del espejo y de la distancia desde donde me mire. Libro primero, Cap.2

El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja: único vínculo donde podrían reflejarse de cerca mis peores y mis mejores aspectos. Libro primero, Cap.2.

Si te muestro permanentemente tus errores, si vivo para mostrarte cómo deberías haber actuado, si me ocupo de señalarte la forma en que se hacen las cosas, quizás consiga (quizás), que te sientas un idiota, o peor, que te vayas de mi lado, o peor aún, que te quedes para aborrecerme. Libro primero, Cap.2.

Si en verdad quiero ser escuchado, entonces debo aprender a hablarte de mí, de lo que yo necesito, y en todo caso, de lo que a mí me pasa con las actitudes que vos tenés. Esta sola modificación hará probablemente que te resulte mucho más fácil escucharme. Gran parte del trabajo en la terapia de pareja consiste en ayudar a cada uno a estar siempre conectado con lo que le está pasando y no con hablar del otro. Libro primero, Cap.2

Cada vez que el vínculo entra en conflicto, cada uno comienza a interpretar al otro, a decirle lo que tiene que hacer, a responsabilizarlo de lo indeseable. Es norma que este esfuerzo culpógeno, la mayoría de las veces, no sirve para nada, y las demás veces…, termina por arruinar todo. Libro primero, Cap.2

El que trae la queja de la situación sea capaz de contestarse a la pregunta: ¿Qué hago yo para que la situación se dé como se está dando?. Libro primero, Cap.2.

No esperar ni desear una vida donde no haya conflictos, sino verlos como una oportunidad para desarrollarse. Aprender a aprovechar cada dificultad que encontramos en el camino para ahondarla más, para conectarnos con más profundidad no solo con nuestra pareja sino también con nuestra propia condición de estar vivos. Libro primero, Cap.2

De manera que siempre mi pregunta es: ¿por qué me irrita esto del otro?, ¿qué tiene que ver conmigo? Aprovechar los conflictos para el crecimiento personal, de eso se trata. En lugar de utilizar mi energía para cambiar al otro, utilizarla para observar qué hay de mí en eso que me molesta. Libro primero, Cap.2.

Utilizar los conflictos para ver qué me pasa a mí. Libro primero, Cap.2.

Creo que estar enamorado y amar son estados que van y vienen en una relación. En el inicio por lo general hay un período de pasión, donde se mezcla mucho lo que yo imagino, lo que proyecto en esa persona. Entonces coloco en ese ser humano que tengo enfrente mi hombre o mi mujer ideal. El enamoramiento es más una relación mía conmigo mismo, aunque elija a determinada persona para proyectar lo mío. Y entonces podríamos preguntarnos: ¿Por qué elijo a esa persona? ¿Qué pasa cuando, después de un tiempo, el otro se empieza a mostrar como es y eso no coincide con mi ideal? Allí comienzan los conflictos. Él no es como yo había creído. La disyuntiva que aquí se plantea es ver si puedo amar a este que veo o si me quedo pegada a mi hombre ideal. Es en la resolución de este dilema que puede empezar el amor, cuando lo veo y me doy cuenta de que lo amo así como es. Incluso puedo llegar a amar las cosas de él que no me gustan, porque son de él y lo acepto como es. Creo que las relaciones pasan por momentos de enamoramiento, momentos de amor, momentos de odio. Libro primero, Cap.3.

Así se cuida y se construye el vínculo. El recurso es siempre el mismo: conciencia, centrarnos. Solo si estoy dentro de mí puedo manejar situaciones difíciles. Mucha gente vive arrancada de sí misma, sacada —como se dice ahora—, conectada solo con lo que piensa y sin idea de lo que realmente siente. Así es muy difícil entregarse al amor. Para amar es imprescindible animarse a mirar hacia adentro. Así, sin necesidad de que haya conflicto puedo mirarme, estar conectada y ser yo misma. Si no me muestro, nadie puede amarme. En todo caso amarán mi disfraz, como vos decís, y eso no me sirve. Libro primero, Cap.3.

«Enamorarme es decirte cuánto simpatizo contigo por sostener tan graciosamente el espejo en el que me contemplo para darme cuenta de mi amor por mí». «Pero ocurre que, a medida que el tiempo transcurre y la relación va pasando por diferentes vicisitudes, el supuesto espejo va dejando de ser un espejo y parece optar por un natural deseo de recuperar su propia identidad. Al comienzo era tal el deseo de sentirse amado y admirado, que a él casi no le importaba demasiado que lo tomaran por otro. Puesto que de eso se trata. Tenemos tal necesidad de amor que durante algún tiempo lo disfrutamos, también tramposamente». Y es verdad que es una trampa, como Mauricio Abadi dice, porque en realidad esa pasión enamorada no es para vos sino para ese aspecto proyectado del otro. Quizás deberías rechazar el halago de la carta donde te confiesan su amor incondicional y ciego y saber leer en el sobre el nombre del destinatario que no es el tuyo. Pero ¿quién podría? De todas maneras, hagamos lo que hagamos, en unos instantes o en pocas semanas (cinco minutos a tres meses, como vos decís), el otro nos irá mostrando su realidad que no podrá ocultar. Libro primero, Cap.3.

Es como despertar de un sueño. Aparecerá poco a poco una persona asombrosamente diferente de aquella con la que creíamos habernos unido. Es gracioso escuchar a los que abandonan su estado pasional y creen que el otro ha cambiado, que ya no es el mismo, cuando en realidad solo han cambiado los ojos con los que miran. Uno descubre las diferencias y estas desembocan en confrontación. Cuando él se te parecía tanto, era muy difícil discutir, pero también era complicado reconocer su verdadera existencia. Libro primero, Cap.3.

Recién ahora, uno puede descubrirse acompañado. Hay que buscar las diferencias e intentar unirse a través de ellas. No como antes, que nos unían solo las semejanzas. Adoro esa frase que te escuché una vez en un reportaje: Enamorarse es amar las coincidencias, y amar, enamorarse de las diferencias.
El enamoramiento no es un sentimiento compartido porque no existe aún el sujeto con quien compartir. El enamoramiento es una locura gratuita y casi inevitable, técnicamente un cuadro de confusión delirante con exaltación maníaca. El amor, en cambio, es un producto cuerdo y costoso. Es más duradero y menos turbulento, pero hay que trabajar duro para sostenerlo. Libro primero, Cap.3.

Tengo yo que adivinar qué es lo que vos necesitás para darte cuenta de que sos importante para mí? Libro primero, Cap.4.

Recordó, de pronto, el cuento de la tristeza y la furia. La tristeza, que se disfraza de furia cuando no quiere quedar al desnudo. Para eso estaba allí su enojo: tapaba la tristeza, escondía el dolor, disimulaba su impotencia. Sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, y luego, cómo desde allí alguna que otra rodaba por sus mejillas muy despacio. Libro primero, Cap.4

los problemas de pareja son problemas personales que se expresan en la relación. Y estos problemas solo emergen en el vínculo amoroso, dado que estando con otro salen a la luz aspectos de uno que estaban en la sombra. Libro primero, Cap.4

Es la conflictiva personal de cada uno de ellos que está interfiriendo en la relación. Libro primero, Cap.4

Si te molesta esta situación, ¿qué cuestión personal se refleja en el conflicto? El tema básico está plasmado en la frase de Hugh Pratter: «Una piedra nunca te irrita a menos que esté en tu camino». Libro primero, Cap.4.

Dice Jung con el tema de la sombra. Proyecto mi sombra en mi compañero y al verla en él, la descubro. A partir de allí tengo dos posibilidades: Intentar destruir la temida amenaza destruyéndolo a él o aceptar la oportunidad de integrarme con mi sombra y terminar para siempre con su amenaza. Libro primero, Cap.4.
Sin duda esto cambia sustancialmente la óptica y la comprensión de los problemas de pareja. Dejo de culpar al otro por lo que hace y empiezo a ver qué estoy poniendo yo en este particular conflicto. En vez de utilizar mi energía para cambiar al otro, la utilizo para observarme. Y a partir de allí hablar de mí, de lo que yo necesito, de lo que a mí me pasa con las actitudes que él tiene. Esto es mucho más fácil de escuchar para otro. Libro primero, Cap.4

Por ejemplo, puedo hacer un escándalo porque llegaste tarde. Así, la discusión se centra en esa pelea aparente. Pero no se trata de eso, sino de ver qué es lo que te estoy pidiendo a través de la puntualidad. Si me vuelvo loca porque llegás tarde, quizás lo que necesite no se resuelva con que llegues temprano. Habría que ver qué me afecta tanto, qué interpretación hago de tu llegada tarde, qué es lo que necesito de vos, qué te estoy pidiendo a través del reclamo de puntualidad… ¿Que me demuestres que te importo?, ¿que me valores?, ¿que me consideres? ¿De qué estoy hablando cuando reaciono?. Libro primero, Cap.4

Desafortunadamente, cuando estamos en una relación, los enojos y dolores no resueltos en el pasado los actuamos en el presente con el otro a través de nuestras reacciones. Por lo general, estos viejos dolores no aparecen hasta que nos ponemos en pareja. El noviazgo y el matrimonio disparan estas viejas heridas y suponemos que es nuestro compañero el que las causa. Libro primero, Cap.4

En muchos casos de separación el problema no se encuentra en la relación de uno con el otro, sino en asuntos no resueltos de uno de ellos (o de los dos) con su propio pasado. Mi reacción genera tu reacción, y así nos vamos potenciando negativamente. Cuando acarreamos a nuestros niños heridos tenemos la sensación de no estar nunca en el presente, siempre estamos reaccionando por cosas que nos pasaron hace muchos años. Esto imposibilita la relación con el otro. Hasta que no me ocupe de este niño herido él seguirá reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas. Y el único que puede escucharlo soy yo mismo, cuando me ocupo de su tristeza, de su enojo. Entonces el niño no va a reaccionar, porque está contenido. Libro primero, Cap.4

La expresión popular sobre cosas que escapan de control: «no tiene nombre» («lo que le pasó no tiene nombre», dice la gente queriendo significar que cualquier definición es insuficiente). Libro primero, Cap.5.

Darse cuenta de que estaba enamorado de otra mujer. Desde ese momento se debate en el dilema de irse a vivir con su amante o quedarse con su mujer y su hijo. Y ayer me decía una cosa muy interesante: que se daba cuenta de que lo que más lo apasionaba con su amante era la cualidad que ella tiene de impredecible, que él nunca sabe dónde está. Pensábamos juntos en esta paradoja, en que la cualidad de la pasión está muy relacionada con esta posibilidad de que el otro no esté, la sorpresa, lo fuera de programa. Si esto se convierte en una relación convencional, la pasión cae por definición. Qué absurdo querer juntar la pasión con el matrimonio. ¿Cómo elegir entre la familia y la pasión? Es imposible, sobre todo porque si elige la pasión y se va con su amante, esta pronto caerá en las garras de lo formal. El disfruta de su familia, de volver a su casa y estar con su mujer y su hijo. La cuestión acá se agrava porque él no solo no tiene pasión con su mujer, sino que ni siquiera le gusta estar con ella, no se divierte fuera de la casa con ella, no le interesa viajar con ella. Yo creo que él guarda mucho resentimiento que nunca expresó. Libro primero, Cap.5.

Creo que muchas veces toda la terapia consiste en que el paciente se dé cuenta de que las cosas pasan como pasan y no como él decide. Libro primero, Cap.5.

Me encanta escribirte, pero tu silencio es muy doloroso. Yo sé que escribo por el placer de escribir, sé que necesito hacerlo, me alegra, me hace bien, me conecta conmigo. Pero también necesito respuestas. Sé que leés lo que escribo, te visualizo abriendo tu computadora, esperando mis archivos, y sé que no podés escribir ahora. La escritura es algo que se nos aparece, que se nos impone, no la podemos forzar. Pensé mucho en esto que converso tanto con mis pacientes, sobre aceptar el ritmo del otro. Y por eso espero pacientemente que sea tu momento de volver a conectarte conmigo. Veo mucho en las parejas que trato los desencuentros a causa de los ritmos diferentes que tienen para encarar la vida. Sé que es importante aceptar el ritmo del otro. Sé que los hombres huyen cuando se sienten presionados. Las mujeres suelen quejarse de que los hombres se cierran al contacto, y no se dan cuenta de que es una respuesta a la presión que ellas ejercen. Los hombres se cierran cuando se sienten forzados, cuando no les damos el tiempo que necesitan. Me digo a mí misma que tengo que seguir escribiéndote, porque es un placer para mi. Como el tema del dar y el recibir que conversamos tantas veces. El acto de dar es un recibir en si mismo; yo recibo el placer de que recibas algo bueno que tengo para darte. Recibo la alegría de que me escuches y que valores lo que te doy. No tiene sentido dar esperando algo. Libro primero, Cap.5.

Hace falta salirse de la ilusión para ver al ser que tenemos enfrente. Hoy hablamos sobre esto en un grupo el dolor de dejar de lado las ilusiones y aceptar la realidad. Es un momento de crecimiento, cuando dejamos de pelearnos y aceptamos las cosas como son. Libro primero, Cap.6.

El momento de dejar las ilusiones es decisivo para la vida de una persona, cuando decimos: vamos a disfrutar lo que se da, dejemos de llorar por lo imposible. Es doloroso dejar de lado la pareja ideal, la pasión permanente, pero es la única manera de sostener un vínculo sano. Todos amamos nuestras ilusiones, no es fácil dejarlas. Y sin embargo al final, sea como fuere, la realidad siempre se impone. Como solía repetir tu casi tocayo Fritz Perls: «Una rosa es una rosa que es una rosa que es una rosa» Libro primero, Cap.6.

No Somos nosotros los que sostenemos que las respuestas predecibles ensombrecen el futuro del vínculo? No decimos siempre que lo cambiante del otro es Justamente lo que hace que cada encuentro pueda ser maravilloso?. Libro primero, Cap.6.

Creo que estarás de acuerdo en que nos sucede lo mismo que a cualquier pareja: necesitamos de un poco de la magia que solamente nos llegará si somos capaces de sorprendernos al encontrarnos hoy en un lugar diferente del que nos solíamos cruzar hasta ayer, una sorpresa sin miedos, una sorpresa sin parálisis, una sorpresa que despierte más la frescura de la curiosidad que la inseguridad de lo desconocido. Y creo que estarás de acuerdo si digo que solo en la medida en que aceptemos la realidad como es seremos capaces de cambiarla. Libro primero, Cap.6.

Volveremos posible nuestra fantasía y por supuesto solo así podremos disfrutar de ese sueño compartido. Sea ese sueño una familia, un viaje, una pareja o escribir un libro. Libro primero, Cap.6.

En todo caso, como decía Ambrose Bierce: «Si quieres que tus sueños se
hagan realidad… despierta». Libro primero, Cap.6.

La magia se hace presente el encuentro sucede. O al revés, cuando el encuentro sucede la magia se hace presente…Libro primero,Cap.6.

Ordenémonos un poco. No solo no hay parejas sin conflictos, sino que son los conflictos lo que hacen atractivo estar con otro, y más que los conflictos, las diferencias (que son justamente las que generan el conflicto). Libro primero, Cap.6.

Creo que es posible aprender de las dificultades es una manera de estar en el mundo, observar qué ocurre y cómo atravieso la situación. Digo que es una manera de estar en el mundo porque es muy distinto tener un plan prefijado que dejar que la vida siga fluyendo. La vida no es cumplir determinadas metas prefijadas, sería muy aburrido. Es diferente si nos planteamos a ver qué ocurre y cómo movernos con lo que se va dando. Libro primero, Cap.6.

Muchas angustias, depresiones, se generan por esto, por tener una idea de a dónde quiero ir, y cuando mi plan no se cumple me frustro. Cuando no actuás de acuerdo con mis expectativas, no te quiero. Y no es así. La vida es más vivible si nos ponemos en la actitud del surfista, descubrir el camino de acuerdo a las piedras que se interpongan, las olas marcan el camino y no mi idea de a dónde tengo que llegar. Libro primero, Cap.6.

Qué relajante llegar a este punto: esto es lo que puedo, esto es lo bueno para mí. No hay un modelo de vida; lo que a mí me encanta a vos no te gusta, y está todo bien, ¿por qué tengo que convencerte de que mirar el río es más divertido que entrar en internet? Vos quedate con la computadora y yo me voy a patinar al río, nos vemos luego. Libro primero, Cap.6.

No hay una manera de vivir, cada uno se arma su circo como puede. Cada pareja tiene que armar su propio circo. Y la vida se va dando cuando uno se abre así. Es maravilloso todo lo que pasa cuando nos lanzamos a la aventura de vivir. El camino del héroe. Los conflictos se convierten en algo interesante, en una aventura hacia el descubrimiento de uno mismo. Libro primero, Cap.6.

Podemos vivir al vida como si fuéramos un chofer de subte, sabiendo exactamente adónde vamos y cómo es la ruta, o como un surfista: siguiendo la ola. Te propongo que sigamos las olas. Nos vamos a divertir, y de eso se trata también. Libro primero, Cap.6.

Me parece una idea poderosa. De hecho la vida ES un delicado equilibrio impredecible. No solo hay que dejarse llevar por la ola, sino que también es cierto que no todas las olas sirven para surfear. La metáfora se ajusta a todo lo que pensamos: Para hacer surf tenés que estar dispuesto a lo que no podés prever (nadie sabe cómo vendrá la ola). Todo es una mezcla de arte y entrenamiento, nadie nace sabiendo hacerlo y, además, es imprescindible estar dispuesto a correr el riesgo de uno que otro chapuzón y de algunas caídas que nos dejarán llenos de moretones y de experiencias para la próxima ola.
Es verdad, no alcanza con los sueños, no alcanza con la fantasía, no alcanza con las ilusiones, no alcanza con el deseo y los proyectos… Y sin embargo, sin ellos no hay camino.
Te mando algunas ideas sobre las que estuve trabajando. Yo creo que todas nuestras acciones coherentes empiezan en un sueño, eso que vulgarmente llamamos fantasía, y que se expresa diciendo: Qué lindo sería… Qué espectacular debe ser… Sería maravilloso… Si nos adueñamos de esa fantasía y nos la probamos como si fuera una camisa, entonces la fantasía se transforma en una ilusión: Cómo me gustaría… Me encantaría que… Sería bárbaro que yo pudiera algún día… Si dejo que esa ilusión anide en mí, si la riego y la dejo crecer, un día la ilusión se vuelve deseo:
Quisiera estar en… Lo que más deseo es… Verdaderamente quiero…Libro primero, Cap.6.

Hace falta ponerse la malla, tomar la tabla de proyectos, entrar a la vida y esperar atentamente la ola de la realidad para subirse a ella y surfear hasta la mágica playa de la satisfacción.

Nunca como ahora las relaciones íntimas nos habían llamado a enfrentarnos a nosotros mismos ya los demás con tanta sinceridad y conciencia. Hoy mantener una conexión viva con una pareja íntima nos pone frente al desafío de liberarnos de viejos hábitos y puntos débiles, y desarrollar todo nuestro poder; sensibilidad y profundidad como seres humanos. En el pasado, quien deseaba explorar los misterios más profundos de la vida se recluía en un monasterio o llevaba una vida ermitaña; en la actualidad, las relaciones intimas se han convertido, para muchos de nosotros, en la nueva tierra indómita que nos coloca cara a cara con todos nuestros dioses y demonios. Libro segundo, Cap.7.

Si de chicos nos damos cuenta de que a nuestros padres no les gusta que pidamos más afecto, más contención o más presencia, probablemente aprendamos a esconder nuestras necesidades. Esto no es un cargo a los padres, quizás ellos no tengan cómo darnos lo que necesitamos, simplemente porque no lo tienen ni para ellos mismos.
Pero de todas maneras seguramente allí comenzaremos a tratar de no sentir nuestras necesidades como estrategia para aliviar el dolor de la frustración. Practicaremos durante años ese plan de supervivencia: intentar no registrar nuestras necesidades. Y quizás un día hasta nos identifiquemos con esta manera de ser.
Entonces ya no es una estrategia, pasa a ser nuestra personalidad: Yo no necesito nada, yo me arreglo solo. Nos quedaremos fijados en este planteo y olvidaremos lo que realmente somos, lo que nos genera verdadera alegría, paz, gozo. En ese momento seguramente aparezca aquello que Erich Fromm dice en su libro «Tener o Ser»: Creer que un nuevo coche, una casa más cara, el último desodorante o una cuenta con suficiente dinero nos va a hacer felices.
La sociedad de consumo ayuda a vendernos la idea de que tener es la puerta; comprar, gastar y cambiar son las llaves. Libro segundo, Cap.7.

Aprender al lado del amado a escucharnos, a tenernos en cuenta, a mirarnos como nuestros padres no supieron hacerlo.Por supuesto que es muy doloroso necesitar y no obtener lo que se necesita, y este es el principal problema.
Nadie quiere sentir el dolor de necesitar algo y no tenerlo. Pero ese dolor es la única salida para poder encontrar mis verdaderas necesidades, y solo si las encuentro podré después (¡¡después!!), satisfacerlas. Porque si nos resistimos a sentirnos vulnerables, cada vez nos endurecemos más y nos alejamos de la posibilidad de dejarnos sentir lo que necesitamos.
Y encima por este camino cerramos también nuestra capacidad de recibir
Hay que tener en cuenta que probablemente esta estrategia de no sentir nos haya servido durante la infancia. Quizás haya sido más que inteligente no sentir una necesidad que en realidad no podíamos satisfacer. Pero de grandes podemos darnos nosotros mismos lo que necesitamos, o buscar las personas adecuadas a quienes pedírselo. Ya no dependemos de nuestros padres. Libro segundo, Cap.7.

Somos vulnerables pero no frágiles. Libro segundo, Cap.7.

No hay intimidad con estrategias, con ellas no vamos a sentir; cumpliremos con nuestras metas, o sentiremos el placer de dominar al otro, o de conquistarlo, o lograremos que otro nos mire; pero eso no tiene nada que ver con el verdadero encuentro, con la intimidad, con el amor.
La idea es darnos en nuestra relación el espacio para el dolor y la confusión que aparecen cuando desarmamos nuestra estrategia antifrustración. Este es el camino a casa. El camino del encuentro con otro ser humano. El camino del amor. Libro segundo, Cap.7.

Mi lado neurótico en el asunto es que quiero todo ya, me pongo ansiosa y te persigo, vos entonces tomás distancia y eso me pone peor, más quiero y vos más distancia ponés. Cuando me doy cuenta y me corro vos buscás el contacto, yo me aflojo, y entonces vos te acercás más y yo me aflojo más y todo fluye de nuevo. Libro segundo, Cap.7.

Al principio de nuestro matrimonio, a mí me costaban mucho sus viajes, él suele irse tres o cuatro veces al año por su trabajo. Pero ahora los tomo como una oportunidad para tomar distancia y volver a encontrarnos. Libro segundo, Cap.8.

Ella lo mira con unos ojos que demandan, que esperan una respuesta, y él se inhibe. Ella lo mira todo el tiempo esperando que diga algo y él se siente acorralado y se calla. Libro segundo, Cap.8.

Cuando los hombres sienten que no pueden con una mujer, huyen, se retiran, ya sea física o emocionalmente, se desconectan de la mujer. Esto genera en ella mucho dolor, se vuelve más demandante y reclama. Esto produce que el hombre se retire aún más y se arme un círculo vicioso en el cual se van alejando cada vez más. Libro segundo, Cap.8.

En mi opinión, el trabajo terapéutico de los hombres es aprender a decirle a las mujeres lo que les pasa y especialmente lo que les pasa frente a ellas, y una mujer le agradece mucho a un hombre cuando se abre en vez de huir. Del mismo modo que un hombre le agradece a una mujer cuando realmente se abre en lugar de estar diciéndole a él cómo tiene que actuar, que ser, etc. Me gustaría saber tu punto de vista, ya que vos también los viste. No recibí ningún mail tuyo como dijiste. Volvé a mandármelo y prometo contestarlo enseguida. Libro segundo, Cap.8.

Creo que el asunto pasa por descubrirnos todo el tiempo observando qué nos sale. Es decir, no esperar de nosotros ni de nuestras parejas ser los mismos, sino aceptar la sorpresa de quién es el otro que tengo al lado hoy, y sorprendernos a nosotros mismos siendo otros todo el tiempo. Libro segundo, Cap.8.

Buscamos la intensidad del encuentro pero cuando llega nos asustamos, nos desestabilizamos. Y sin embargo es muy difícil no ansiarlo, porque intuimos que no hay nada más saludable que un encuentro auténtico, sin máscaras, sin engaños, actualizado y sin expectativas. Pero también intuimos que el riesgo de sufrir tiene un precio muy alto.
Pienso que nos da tanto miedo entregarnos, fundirnos en el otro, que solo podemos hacerlo parcialmente, como hacen nuestros pacientes. El intento de protección contra los dos grandes monstruos: el rechazo y el abandono. Libro segundo, Cap.9.

Y esta es la paradoja del vínculo amoroso: Todo el tiempo somos otro, y el otro… el otro también es otro. Libro segundo, Cap.9.

Si sabés cómo relacionarte con tu marido o tu esposa no estás verdaderamente casado, simplemente estás aplicando psicología. Siempre que una relación es real se está creando y recreando de momento a momento. Libro segundo, Cap.9.

Date cuenta de qué poco te importa lo que a él le interesa. Vos lo criticás, lo menospreciás, lo descalificás. Vos, que sentías que amabas demasiado y te creías tan generosa, date cuenta de que solamente le das lo que vos querés darle, que no te ocupás de saber lo que él necesita, que solo das por tu necesidad de dar y no por lo bien que le puede hacer a él lo que le estás dando. Vos sos la que… que no sabés quién es, la que lo pusiste en un lugar y nunca más… lo viste de verdad. Libro segundo, Cap.9.

Hay muchas personas que no pueden salir de sí mismas, que no pueden interesarse en otro porque nadie les importa». Supongo que es por la misma razón que decimos siempre que los problemas de pareja son problemas personales, porque alguien que puede amar, siempre va a encontrar algo para amar en la persona que tiene enfrente. Y si no, pensemos en los grupos terapéuticos o en los talleres, a los que llegamos llenos de prejuicios y terminamos sintiendo que amamos a todos; tan solo porque ellos nos mostraron su alma y nosotros también lo hicimos. Dice Ortega y Gasset: «Nadie ama sin razón, el mito de que el amor es puro instinto es equivocado». Libro segundo, Cap.9.

Creo hablar en nombre de los dos si digo que los celos siempre son (¡SIEMPRE!), un síntoma neurótico, una expresión de nuestros aspectos más oscuros.
Celar es sostener la creencia de que mi amado le da a otra persona lo que solamente yo tengo derecho a querer de él. O como dice Ambrose Bierce en su Diccionario del diablo: «Celar es temer perder a alguien, que si uno perdiera por lo que teme perderlo…, no valdría la pena haberlo conservado».
Hay que trabajar más en obtener el vínculo que deseo tener con mi amado que en censurar y controlar sus otras relaciones.
Es parte de mi credo luchar contra los que proponen que hay que aferrarse a los vínculos. Las relaciones duran lo que tienen que durar, es decir, mientras impliquen crecimiento para ambos, a veces unas semanas, otras toda una vida.
Estar siempre dispuesto a soltares la única posibilidad de sostener un vínculo renovable eternamente. Libro segundo, Cap.10.

La inteligencia de una pareja pasa por disfrutar lo que se da y no pelear para que se dé lo que no puede darse. Libro tercero, Cap.12.

Toda relación íntima en la que podemos abrirnos y lograr encuentro y entrega, pertenece a las cosas más gratificantes que podamos vivenciar; buscamos en ella contacto, amor, intimidad, porque son estas las situaciones que más nos enriquecen, las que nos hacen sentir vivos, las que nos llenan de fuerza y de ganas. Libro tercero, Cap.13.

En nuestro intento de decir no al dolor decimos no al amor. Y lo que es peor, nos decimos no a nosotros mismos. Libro tercero, Cap.13.

El enamoramiento es un encuentro entre dos seres siendo. Libro tercero, Cap.13.

Los problemas de pareja comienzan cuando dejamos de estar presentes para nosotros mismos y para el otro; cuando volvemos a escondernos detrás de roles fijos, de pantallas; cuando comenzamos a sentir el dolor del alejamiento del otro, que muchas veces es una proyección de cómo nos alejamos nosotros. Libro tercero, Cap.13.

Abrirnos y confiar en que el otro nos recibe tal cual somos, es una actitud que viene y nos lleva al amor. Libro tercero, Cap.13.

A veces lo simple aporta las mejores soluciones. Libro tercero, Cap.13.

Aceptarse, debemos repetir hasta el cansancio, no quiere decir resignarse o creer que no hay mejoras. Todo lo contrario: estamos convencidos de que es ese movimiento de aceptación y no pelea (y ninguna otra cosa) lo que puede generar el cambio verdadero. Libro tercero, Cap.14.

Aceptarnos es habitar confortable y relajadamente en nosotros mismos. Libro tercero, Cap.14.

No dudo de que ser conscientes de lo que sentimos, no engañarnos con los pensamientos, darnos cuenta de lo que nos pasa, son actitudes esenciales.
Sin embargo, en ocasiones es muy importante aprender a contener lo que sentimos. Deberíamos ser capaces de retener lo que nos pasa hasta el momento oportuno para expresarlo, y buscar la forma adecuada para que el otro pueda recibir nuestro corazón abierto.

Qué hago con lo que me pasa. Libro tercero, Cap.14.

No quedarnos con una primera emoción que puede esconder otras. Libro tercero, Cap.14.

Amar tiene que ver con la decisión de dejar entrar al otro, con bajar mis defensas con abandonar mi desconfianza, con animarme a salir de mis ideas rígidas en su honor y ponerme en actitud de ver cómo es, cómo se mueve y cómo piensa, sin
intentar que piense como yo o que haga lo que yo pienso; tiene que ver con no intentar forzarme a ser como yo creo que a él le gustaría. Libro tercero, Cap. 15.

Cómo estar presentes en los lugares en los que no quisiéramos estar presentes? ¿Cómo estar presentes en los lugares de donde lo único que queremos es huir? Libro tercero, Cap. 15.

Las historias que nos contamos parten de la idea de que si nos metemos en nuestra pena, nunca vamos a salir de ella; si nos entregamos a nuestra tristeza, vamos a quedar atrapados allí. Es peligroso volver a ese lugar, lo imaginamos cubierto de oscuridad, cuando en realidad lo único que hay allí es falta de presencia. Libro tercero, Cap. 15.

Es duro tener que dejar de lado nuestras fantasías sobre lo que podría ser. Es una renuncia importante. Esa pareja ideal con la que soñé desde que era una niña muere con el matrimonio y es un gran dolor. Ciertamente cuando me doy cuenta de que no es así, empiezo a odiar al culpable.
Es necesario aprender que soy yo la que tiene que resolver su propia vida: Qué me gusta. Cómo voy a mantenerme. Cómo quiero divertirme. Cuál es el sentido que le quiero dar a mi vida.

Todas estas cuestiones esenciales son personales, nadie puede resolverlas por mí. Lo que puedo esperar de una pareja es un compañero en mi ruta, en la vida, alguien que me nutra y a su vez se nutra con mi presencia. Pero sobre todo alguien que no interfiera en mi camino de vida.


Quizás haya que encontrar otros finales menos clásicos. Epílogo

Mercedes Salisachs; El secreto de las flores

1 Y lo que es peor, el desmoronamiento se produjo de repente, sin que hubiera intervenido antes un signo de alerta, ni los ecos de aquella n...