Sin embargo, no siempre resulta fácil creer en Cristo resucitado. Todos los discípulos tuvieron gran resistencia a creer en la Resurrección. Nadie da crédito a lo que ven sus ojos: ni las mujeres, ni María Magdalena, ni los apóstoles a pesar de que se les aparece en diversas ocasiones después de resucitar de entre los muertos. Y nuestro Señor tendrá que echarles en cara su incredulidad y dureza de corazón.
Lo que nos enseñan todas las narraciones evangélicas de la Pascua es que, para descubrir y reconocer a Cristo resucitado, ya no basta mirarlo con los mismos ojos de antes. Es preciso entrar en una óptica distinta, en una dimensión nueva: la de la fe. Todos los días que van desde la resurrección hasta la ascensión del Señor al cielo será otro período importantísimo para la vida de los apóstoles. Jesús les enseñará ahora a saber reconocerlo por medio de signos. Ya no será la evidencia natural, como antes, sino su presencia espiritual la que los guiará. Y así será a partir de ahora su acción en la vida de la Iglesia. Eso les pasó a los discípulos. Y eso nos ocurre también a nosotros. Al igual que a ellos, Cristo se nos “aparece” constantemente en nuestra vida, pero muy difícilmente lo reconocemos. Porque nos falta la visión de la fe. Y hemos de aprender a descubrirlo y a experimentarlo en el fondo de nuestra alma.
3 comentarios:
Claudia?? perdón?? tu escribiste todo esto??
Qué estay esperando pa seguir escribiendo tu y las citas las dejay pa otro blog???!!!!!
Te pasaste, maravilloso todo lo que dijiste. Eres mi amiga GENIO
te admiro más ahora...jeje
Bueno siempre lo que escribo, es un poco mezcla de lo que leo, con lo que medito...tal vez podría largarme a escribir el día en que tenga algo original que decir.
De todos modos muchas gracias por el piropo y el ánimo.
Por el sólo hecho de que lo escribas tú, va a ser original!!!
Dále!!! tú puedes.
visita www.mcristinaortiz.blogspot.com por que te mande huevitos de pascua
salu2
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