Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.49.
Nada perfuma tanto al espíritu como la virtud.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.49.
Nada enaltece tanto a un hombre y a una mujer como su capacidad de acogida.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.53.
No es posible la elegancia si detrás de unas formas bellas no existe un comportamiento moral que enaltezca y las integre.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.55.
La densidad de nuestra vida está en función de la cantidad y la calidad de nuestros intereses.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.58.
Es más rentable a la hora de querer ser elegantes comprar libros que ropa.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.59.
En cierto modo son equiparables un buen libro y una buena colonia, el libro aromatiza el alma, el segundo al cuerpo, y ambos a la persona: todo un éxito.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.62.
Todos necesitamos convencernos una y otra vez, hasta haberlo incorporado a nuestra estructura mental, de que nada es tan importante como creemos y de que todo tiene solución, y si se quiere, que de las situaciones más adversas podemos obtener bienes.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.65.
La buena educación es una actitud que constantemente hace acto de presencia.
Miguel-Angel Martí García; La Elegancia, 2ªedición (2001), Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.69.
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