El tener a la austeridad como norma es una buena profilaxis para dar a las cosas el valor que tienen.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.63.
Cuando hay abundancia, el detalle pasa inadvertido.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.63.
El perfeccionista busca más la autosatisfacción personal que la obra bien hecha.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.84.
Vivir admirando la propia profesión es uno de los mayores regalos que la vida nos puede ofrecer. El hombre necesita amar, también lo que hace. Todo desamor supone un desencuentro, y el él la infelicidad.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.86.
El amigo siempre trae con él un aire de fiesta, que ninguna otra persona puede llevar consigo. Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.91.
El que es joven de espíritu ha ganado la batalla al cansancio de la vida.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.121.
El que se admira, ríe interiormente, porque redescubre lo bello que el mundo le ofrece.
Miguel-Angel Martí García. La Admiración; 3ª edición, Umelia, 2001, Madrid, p.122.
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