Por la gracia de Dios hay hoy día muchas almas que se acercan diariamente a la Santa Mesa. M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 7.
Jesús se da a nosotros especialmente por la Comunión.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.19.
En el momento de la Comunión entra Jesús de tal suerte en nuestro corazón y en nuestra alma, que nuestros afectos y nuestros pensamientos pueden llamarse afectos suyos y pensamientos suyos. Primeramente los tiene El. Después nos los comunica según la medida actual de nuestro amor. Si un alma tiene poco amor, Jesús se ve forzado a limitarse a las estrechas dimensiones y restringir sus dones.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 20.
Desde el fondo de su tabernáculo, Jesús me mira sin cesar, con una mirada que me penetra a fondo. ¡Y qué mirada tan atenta y tan tierna!.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.38.
La ley del amor es lanzarse al exterior.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.51.
No nos contentemos con un amor vivo: busquemos un amor despierto, siempre activo, cuya ambición sea llegar a vivir sin cesar por Jesús con la adorable Trinidad.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 56.
El alma se recoge cuando, juntando todas sus potencias, entra en sí misma para encontrar a Dios allí.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.59.
Construirnos una celda interior.
Catalina de Siena en M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 62.
Que nunca la parte que se da al prójimo disminuya la que se debe dar a Dios; que nuestra acción no se separe de nuestra contemplación, sino que sea nuestra contemplación la que se exteriorice y se expansione en el alma de nuestros hermanos.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 68.
Jesús se da a nosotros especialmente por la Comunión.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.19.
En el momento de la Comunión entra Jesús de tal suerte en nuestro corazón y en nuestra alma, que nuestros afectos y nuestros pensamientos pueden llamarse afectos suyos y pensamientos suyos. Primeramente los tiene El. Después nos los comunica según la medida actual de nuestro amor. Si un alma tiene poco amor, Jesús se ve forzado a limitarse a las estrechas dimensiones y restringir sus dones.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 20.
Desde el fondo de su tabernáculo, Jesús me mira sin cesar, con una mirada que me penetra a fondo. ¡Y qué mirada tan atenta y tan tierna!.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.38.
La ley del amor es lanzarse al exterior.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.51.
No nos contentemos con un amor vivo: busquemos un amor despierto, siempre activo, cuya ambición sea llegar a vivir sin cesar por Jesús con la adorable Trinidad.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 56.
El alma se recoge cuando, juntando todas sus potencias, entra en sí misma para encontrar a Dios allí.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p.59.
Construirnos una celda interior.
Catalina de Siena en M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 62.
Que nunca la parte que se da al prójimo disminuya la que se debe dar a Dios; que nuestra acción no se separe de nuestra contemplación, sino que sea nuestra contemplación la que se exteriorice y se expansione en el alma de nuestros hermanos.
M.V.Bernadot. De la Eucaristía a la Trinidad, Cuadernos Palabra, Madrid, 1983, p. 68.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario