Haciendo San Jerónimo oración se le apareció el Señor y le dijo:
“Jeónimo, ¿qué tienes para darme?”.
Después de pensarlo un poco le dijo:
“Señor, te ofrezco mis escritos”.
Tienes que saber que San Jerónimo dedicó muchos años de su vida, día y noche, a la luz de una vela, a traducir toda la Sagrada Escritura al latín, la primera traducción que todavía ocupamos hoy.
El Señor le respondió: “No, eso no lo quiero, ¿Qué otras cosas tienes?”.
“Señor, te doy mis penitencias”.
También tienes que saber que el trabajo de la traducción la hizo viviendo en una cueva, vestido con la piel seca de un animal, con frío, calor y hambre….
Y otra vez, el Señor le dijo:
“No, eso tampoco, ¿Qué más tienes?.
San jerónimo con un profundo desaliento no sabía que más ofrecer a Dios; al final le respondió: “Señor, no sé qué te puedo dar”.
Y oyó que le decía:
“dame tus pecados”.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.54.
La Iglesia no es un gimnasio en el que nos ponemos cuadrados por nuestros progresos, sino que somos hombres y mujeres normales que queremos a la persona de Jesús, y que nos duelen nuestros pecados porque Jesús merece lo mejor, y nos duele que encuentre en nosotros cosas que no le gustan.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.54.
La vanidad, ese afán ridículo de mostrar lo que cada uno considera valioso de sí. El vanidoso se deja llevar por el deseo de distinguirse en lo que sea y, a veces, llega incluso hasta la hipocresía; es decir, hasta el fingimiento, dando a entender que es más rico, más sabio, más hábil o mejor deportista de lo que realmente es.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.58.
¡Cuantos momentos inolvidables tiene un día cualquiera!
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.60.
Acostumbrarnos a lo dado equivale a maltratarlo.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.61.
Desde que pienso por primera vez que no puedo más hasta que realmente no puedo más, puedo muchísimo más.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.67.
Saber ganar y saber perder son consecuencia de mirar ante todo a las personas.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.81.
El desánimo se introduce en quien quiere hacer de sí mismo alguién grande, y se ha olvidado de que lo interesante es dejar hacer de sí mismo alguien amado a lo grande.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.89.
“Jeónimo, ¿qué tienes para darme?”.
Después de pensarlo un poco le dijo:
“Señor, te ofrezco mis escritos”.
Tienes que saber que San Jerónimo dedicó muchos años de su vida, día y noche, a la luz de una vela, a traducir toda la Sagrada Escritura al latín, la primera traducción que todavía ocupamos hoy.
El Señor le respondió: “No, eso no lo quiero, ¿Qué otras cosas tienes?”.
“Señor, te doy mis penitencias”.
También tienes que saber que el trabajo de la traducción la hizo viviendo en una cueva, vestido con la piel seca de un animal, con frío, calor y hambre….
Y otra vez, el Señor le dijo:
“No, eso tampoco, ¿Qué más tienes?.
San jerónimo con un profundo desaliento no sabía que más ofrecer a Dios; al final le respondió: “Señor, no sé qué te puedo dar”.
Y oyó que le decía:
“dame tus pecados”.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.54.
La Iglesia no es un gimnasio en el que nos ponemos cuadrados por nuestros progresos, sino que somos hombres y mujeres normales que queremos a la persona de Jesús, y que nos duelen nuestros pecados porque Jesús merece lo mejor, y nos duele que encuentre en nosotros cosas que no le gustan.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.54.
La vanidad, ese afán ridículo de mostrar lo que cada uno considera valioso de sí. El vanidoso se deja llevar por el deseo de distinguirse en lo que sea y, a veces, llega incluso hasta la hipocresía; es decir, hasta el fingimiento, dando a entender que es más rico, más sabio, más hábil o mejor deportista de lo que realmente es.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.58.
¡Cuantos momentos inolvidables tiene un día cualquiera!
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.60.
Acostumbrarnos a lo dado equivale a maltratarlo.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.61.
Desde que pienso por primera vez que no puedo más hasta que realmente no puedo más, puedo muchísimo más.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.67.
Saber ganar y saber perder son consecuencia de mirar ante todo a las personas.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.81.
El desánimo se introduce en quien quiere hacer de sí mismo alguién grande, y se ha olvidado de que lo interesante es dejar hacer de sí mismo alguien amado a lo grande.
José Pedro Manglano; Ser hombre., ser mujer. Virtudes humanas. (2008), 4ª edicción, Cobel, Madrid, 2009, p.89.
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