Sólo los humildes son capaces de
hacer cosas grandes.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.30.
Entra en tu corazón y barre.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.41.
Què pronto nos olvidamos de las atenciones que Dios
tiene con nosotros. ¡Què desmemoriados somos con sus favores! Los gritos de
júbilo que proferimos por un milagro un día de sol, los arrinconamos al día
siguiente con las primeras nubes.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.43 .
Ignoramos lo que puede resultar
para nosotros, para los que nos rodean, para el mismo mundo, para el mismo
Dios, de un día en el que hayamos puesto todo nuestro talento – cabeza y
corazón- en hacer bien, con fervor, lo que Dios nos pide.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.47.
Se hace y se rehace la vida cuantas
veces sea preciso. Todo menos pararse.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.49.
Un mismo dolor, a unos destroza a
otros los santifica.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.57.
Todos los hombres estamos unidos
con parentesco espiritual. Las deslealtades de unos perjudican a muchos. La
santidad de otros benefician a todos.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.64.
Vivió mucho en poco tiempo.
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.68.
¿Y si yo te dijera que todos los
días nos llega una alegría envuelta en un pequeño contratiempo?
Jesús Urteaga; Cartas a los hombres (1975), Rialp, 3 edición, 1977, Madrid, p.100.
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