Nuestras pequeñas historias son integradas en la gran historia de
Dios.
Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón
en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.99.
La gran tentación que nos acecha consiste en negar nuestro papel
de pueblo elegido, permitiendo quedar atrapados en las preocupaciones de la
vida diaria. Henri J.M. Nouwen; Con el
Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.102.
Tal vez no estamos acostumbrados a pensar en la Eucaristía como una
invitación a Jesús para que se quede con nosotros. Tendemos más bien a pensar
que es Jesús quién nos invita a su casa. Pero Jesús quiere ser invitado. De lo
contrario seguirá su camino. Es muy importante comprender que Jesús nunca nos
impone su presencia. A no ser que le invitemos, él seguirá siendo un
desconocido, posiblemente un atractivo e inteligente desconocido con el que
hemos mantenido una interesante conversación, pero un desconocido.
Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas,
Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.113.
La mesa es el lugar donde la falta de intimidad se revela más
dolorosamente.
Henri J.M. Nouwen; Con el
Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida eucarística. Epub, p.129.
Cuando más vulnerables somos es cuando dormimos o comemos juntos.
La cama y la mesa son los dos lugares de la intimidad, pero son también los dos
lugares de mayor dolor. Y puede que de ambos lugares sea la mesa el más
importante, porque es el lugar donde se reúnen todos los de la casa y donde
pueden expresarse y hacerse reales la familia, la comunidad, la amistad, la
hospitalidad y la verdadera generosidad.
Henri
J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística.
Epub, p.132.
No experimentar las pérdidas como algo que debilite.
Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas,
Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.171.
Quienes no acuden a la Eucaristía no son mejores ni peores que
nosotros. Henri J.M. Nouwen; Con el
Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.183.
Jesús tiene muchas maneras de aparecerse y de hacernos saber que
está vivo. Lo que celebramos en la Eucaristía sucede de muchas más formas de
las que nosotros podamos pensar.
Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas, Meditación
sobre la vida Eucarística. Epub, p.189.
La Eucaristía se celebra a veces con gran ceremonial, en
espléndidas catedrales y basílicas. Pero lo más normal es que sea un “pequeño”
acontecimiento, del que muy pocas personas tienen noticia.. Se celebra en una
sala de estar, en la celda de una cárcel, en un ático…fuera de las grandes
corrientes que mueven al mundo. Se celebra en secreto, sin lujosas vestiduras,
sin velas y sin incienso. Se celebra con tal sencillez que los que no asisten
ni siquiera saben que está celebrándose. Pero grande o pequeña, festiva o
recóndita, es el mismo acontecimiento, que revela que la vida es más fuerte, y
el amor más consistente que el miedo.
Henri
J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística.
Epub, p.215-216.
Una vida eucarística ha de ser vivida con agradecimiento. La
Historia de los dos amigos que iban a Emaús, que es también nuestra propia
historia, nos ha mostrado que el agradecimiento no es una actitud obvia ante la
vida. El agradecimiento necesita ser descubierto y vivido con gran finura
interior.
Henri J.M. Nouwen; Con el
Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p. 219.
La Eucaristía nos permite liberarnos gradualmente de nuestros
muchos resentimientos y optar por ser agradecidos. La celebración eucarística
no deja de invitarnos a tener esa actitud. En nuestra vida diaria tenemos
incontables oportunidades de mostrarnos agradecidos, en lugar de resentidos,
aunque en principio podamos no reconocer tales oportunidades. Muchas veces,
antes de comprender algo en su justa medida, ya hemos dicho:” Es demasiado para
mi”. Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón en
Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.220.
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