Quizá siempre os habéis tomado la verdad
como un insulto. En los bosques de Merlín
—¡Estáis tan asustado! —dijo Merlín—.
Por supuesto, por eso os pusisteis la armadura desde el principio. En los bosques de Merlín
Cuando el alumno está preparado, el
maestro aparece. El dilema del caballero
Pasado, presente y futuro son uno cuando
estás conectado a la Fuente —replicó Merlín. En los bosques de Merlín
Si realmente erais bueno, generoso y
amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? En
los bosques de Merlín
Cómo podéis cuidar de ellos si ni
siquiera podéis cuidar de vos mismo? En
los bosques de Merlín
¡Una parte de su visera se había roto y
se había caído! «¿Cómo habrá sucedido?», se preguntó. Ardilla contestó a la
pregunta que él no había formulado en voz alta. —Se ha oxidado y se ha caído.
—Pero, ¿cómo? —preguntó el caballero. —Por las lágrimas que derramasteis
después de ver la carta en blanco de vuestro hijo —dijo Rebeca. El Sendero de la Verdad
Tenéis razón, Merlín. Tengo que
liberarme de esta armadura por mí mismo. El
Sendero de la Verdad
No podéis continuar viviendo y pensando
como lo habéis hecho hasta ahora —dijo Merlín—. Fue así como os quedasteis
atrapado en ese montón de acero al principio. El Sendero de la Verdad
Vuestra decisión de transitar un sendero
desconocido teniendo que cargar con una pesada armadura, requiere mucho coraje.
El Sendero de la Verdad
Tenéis que aprender a salvaros vos
primero. El Sendero de la Verdad
El primer castillo se llama Silencio, el
segundo Conocimiento y el tercero Voluntad y Osadía. Una vez hayáis entrado en
ellos, encontraréis la salida sólo cuando hayáis aprendido lo que habéis ido a aprender.
El Sendero de la Verdad
El caballero meditó sobre esto. La pena
que había sentido era tan profunda que su armadura no había podido protegerle.
Al contrario, sus lágrimas habían comenzado a deshacer el acero que le rodeaba.
El Sendero de la Verdad
¡Las lágrimas de auténticos sentimientos
me liberarán de la armadura! El Sendero
de la Verdad
Cuando aprendáis a aceptar en lugar de
esperar, tendréis menos decepciones. El
Sendero de la Verdad
Los animales aceptan, los humanos
esperan. El Sendero de la Verdad
Nunca oiréis a un conejo decir: «Espero
que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar». Si el sol no sale,
no le estropeará el día al conejo. Es feliz siendo un conejo. El Sendero de la Verdad
La mayoría de la gente está atrapada en
su armadura —declaró el rey. —¿Qué queréis decir? —preguntó el caballero.
—Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego, un día
quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir. El Castillo del Silencio
Uno nunca acaba de viajar por el Sendero
de la Verdad. El Castillo del Silencio
Julieta debía de haberse sentido muy
sola hablando con un hombre envuelto en acero; tan sola como él se había
sentido en esta lúgubre habitación. Su propio dolor y su soledad afloraron. Comenzó
a sentir el dolor y la soledad de Julieta también. Durante años la había
obligado a vivir en un castillo de silencio. Se puso a llorar. El Castillo del Silencio
¡Había necesitado el amor de Julieta y
Cristóbal porque no se amaba a sí mismo! De hecho, había necesitado el amor de
todas las damiselas que había rescatado y de toda la gente por la que había
luchado en las cruzadas porque no se amaba a sí mismo. El Castillo del Conocimiento
Pusiste una armadura invisible entre tú
y tus verdaderos sentimientos. Ha estado ahí durante tanto tiempo que se ha
hecho visible y permanente. El Castillo
del Conocimiento
Las lágrimas de autocompasión no te
pueden ayudar. No son del tipo que a tu armadura puedan eliminar. El Castillo del Conocimiento
La ambición de vuestra complicada mente
os llevó a intentar demostrar que erais mejor que otros caballeros. El Castillo del Conocimiento
La ambición que proviene de la mente te
puede servir para conseguir bonitos castillos y buenos caballos. Sin embargo,
sólo la ambición que proviene del corazón puede darte, además, la felicidad. El Castillo del Conocimiento
Podemos aprender del manzano. Se ha
convertido en un árbol hermoso y maduro que da generosamente sus frutos a
todos. Cuantas más manzanas coge más gente —dijo Merlín—, más crece el árbol y
más hermoso deviene. Este árbol hace exactamente lo que un manzano debe hacer:
desarrollar su potencial para beneficio de todos. Lo mismo sucede con las
personas que tienen ambiciones del corazón. El
Castillo del Conocimiento
Merlín dijo una vez que el conocimiento
de uno mismo podía matar al Dragón del Miedo y la Duda. El Castillo de la Voluntad y la Osadía
No necesitaba probar nada. Era bueno,
generoso y amoroso. Por lo tanto, no debía sentir ni miedo ni dudas. El dragón
no era más que una ilusión. El Castillo
de la Voluntad y la Osadía
El miedo y la duda son ilusiones. El Castillo de la Voluntad y la Osadía
Aunque este Universo poseo, nada poseo,
pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido. La cima de la verdad
Ardilla y Rebeca se sintieron tentadas
de ayudarle, pero se contuvieron, pues sabían que a veces la ayuda puede
debilitar a un ser humano. La cima de la
verdad
Antes, el temor a lo desconocido había
entumecido sus sentidos, pero ahora podía experimentar todo con una claridad
sorprendente. La calidez del sol del atardecer, la melodía de la suave brisa de
la montaña y la belleza de las formas y los colores de la naturaleza que
pintaban el paisaje causaron un placer indescriptible al caballero. Su corazón
rebosaba de amor: por sí mismo, por Julieta y Cristóbal, por Merlín, por
Ardilla y por Rebeca, por la vida y por todo el maravilloso mundo. La cima de la verdad.
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