¿Cómo es posible vivir después de haber sufrido un atentado, uno en el que tantos compañeros y amigos han perdido la vida? ¿Qué supone seguir viviendo cuando se ha estado en el infierno en la tierra? ¿No es eso también una condena?
La larga reconfiguración de una nueva identidad.
El nacimiento de la nueva existencia.
El ingreso modifica su vida y la vida de las personas de su entorno; modifica sus sentimientos, sus recuerdos, su manera de leer, de escribir y hasta de respirar. El miedo, la dependencia y la culpa se apoderan del narrador, que busca señales sin cesar cuando las referencias se pierden de continuo.
1. NOCHE DE REYES
Las últimas palabras que anoté esa noche, a oscuras y de cualquier manera, son de Shakespeare: «Nada de lo que es, es».
1. NOCHE DE REYES
Nada de lo que te dicen es, cuando entras en un mundo en el que lo que es no puede en verdad decirse.
1. NOCHE DE REYES
Tiene este extraño privilegio: ser una amiga y un recuerdo, una amiga que se ha alejado y un recuerdo que está vivo. No hay peligro de que la olvide, pero, si en lo que sigue de este libro está poco presente, es porque me cuesta hacerla vivir fuera de aquella noche y de todo lo que esta me recuerda.
1. NOCHE DE REYES
Nunca estamos seguros de escapar del desastre.
1. NOCHE DE REYES
Es algo que noto en su sonrisa y en su mirada cuando la veo, cuando hablamos, ese algo que simplifica la existencia y que solo habita con esa naturalidad en muy pocas personas, y se lo agradezco.
1. NOCHE DE REYES
Yo creía que el bienestar me había dejado para siempre después de un divorcio y de una depresión, esos fenómenos casi normales de la vida occidental contemporánea. Me equivocaba.
1. NOCHE DE REYES
Shakespeare es siempre un guía excelente cuando uno trata de abrirse paso por una niebla equívoca y sangrienta. Da forma a lo que no tiene sentido alguno y, de esta manera, da sentido a lo que se ha sufrido, vivido.
1. NOCHE DE REYES
Maquiavélico y puritano, dos atributos que son tal para cual: quien quiere castigar a los hombres por sus placeres y sentimientos en nombre del bien que cree defender, en nombre de un dios, se cree con derecho a hacer todo el mal que esté en sus manos para conseguirlo.
1. NOCHE DE REYES
Pese a que unas horas antes estábamos sentados uno al lado de otro, yo me quedé en el lado bueno de la vida y tú te precipitaste en el horror. Estos dos mundos parecen en la actualidad ser paralelos, y no sé si algún día podrán volver a encontrarse.
1. NOCHE DE REYES
Aquella noche, para mí, sigue estando suspendida entre dos mundos. Al día siguiente, la caída fue vertiginosa. Haberte visto la víspera tan de cerca y saberte, al día siguiente, tan lejos de la misma humanidad es insoportable.
1. NOCHE DE REYES
No podrán, ni en la vida ni en este libro. Las palabras, por un lado, y nuestros encuentros, por otro, tienden a reconstruir entre nosotros el puente que quedó destruido. Pero hay un agujero en medio. Lo suficientemente estrecho para que, de un lado y del otro, podamos vernos, hablarnos, casi tocarnos.
1. NOCHE DE REYES
Lo suficientemente ancho para que ninguno de los dos pueda reunirse con el otro en esa zona hecha de costumbres, de improvisaciones, de amistad, pero sobre todo de continuidad.
2. ALFOMBRA VOLADORA
Lo que yo no sabía es que el atentado me iba a hacer vivir cada minuto como si fuera la última línea: olvidar lo menos posible se convierte en esencial cuando uno se torna de repente extraño a lo que ha vivido, cuando siente que pierde por todas partes.
2. ALFOMBRA VOLADORA
Yo era ingenuo, optimista, ansioso, casi inocente.
3. LA REUNIÓN
Veía cómo su talento transformaba la realidad en directo.
3. LA REUNIÓN
Charlie era una bandera pirata que ondeaba en medio de la edad de oro del capitalismo.
5. ENTRE LOS MUERTOS
Recuerdos que te aíslan y que tiran de ti hacia atrás, hacia una escena en la que te gustaría volver a actuar de otra manera, con libertad, en las mejores condiciones, y que sin duda vuelve a empezar del mismo modo para encerrarte mejor.
5. ENTRE LOS MUERTOS
Los recuerdos subían a la superficie en desorden, deformados, inservibles, a veces incluso irreconocibles, pero con una presencia firme.
5. ENTRE LOS MUERTOS
La memoria es selectiva, cuanto más violento es lo que la llena, más selectiva es; y, no sé por qué, a usted no lo seleccionó.
5. ENTRE LOS MUERTOS
El idioma de las flores....
5. ENTRE LOS MUERTOS
Nunca habíamos sido íntimos, entre nosotros no había más que una simpatía instintiva.
6. EL DESPERTAR
Qué relaciones tienen los hermanos y hermanas? ¿Cómo se conjugan los recuerdos de una intimidad cotidiana —la de la infancia— con el alejamiento progresivo que le suele suceden?
6. EL DESPERTAR
Escribir era protestar, aunque también era ya una forma de aceptación. La primera frase, pues, tuvo esa virtud inmediata: hacerme comprender cuánto iba a cambiar mi vida, y que había que admitir sin vacilar todo lo que dicho cambio entrañaría. Las circunstancias eran tan nuevas que exigían un hombre, si no nuevo, al menos metamorfoseado en el plano moral como lo estaba en el plano físico. Todo se jugó, creo, en esos primeros minutos. Una combinación de estoicismo e indulgencia definió mi actitud en los meses que siguieron: nació en aquel instante, bajo aquella luz y con aquella sencilla frase: «Con Gabriela está jodido». Se trataba de una combinación no exenta de dandismo: quise aparecer en todas las circunstancias como aquel que había decidido ser, desde el quirófano al baño, desde la silla a la camilla, desde el pasillo austero del servicio al hermoso parque sombreado del hospital de la Salpêtrière. Pero en la medida en que mi cuerpo sufría una metamorfosis brutal e irreversible, esta manera de ser se convirtió en mi segunda naturaleza, en aquella que lo acompañaba. La necesidad (aceptar todo) y el deber (aceptarlo con la mayor gratitud y ligereza posibles, con una gratitud y una ligereza de hierro) iban a llevarme a convertir en inmutable lo único que podía y debía serlo: mi carácter en presencia de los demás: Los cirujanos ayudarían a la naturaleza a reparar mi cuerpo. Yo debía ayudar a esa naturaleza a fortalecer el resto. Y no rendir homenaje al horror vivido con una ira o una melancolía que tan a menudo hab´ñia expresado en días menos difíciles, ya pasados.
6. EL DESPERTAR
De lágrima fácil
6. EL DESPERTAR
Había que despedirse de muchas cosas, habría que dar la bienvenida a otras.
6. EL DESPERTAR
Pero ¿de qué era culpable, aparte de estar en el lugar equivocado en el momento menos oportuno?
6. EL DESPERTAR
Su elegancia y su porte.
6. EL DESPERTAR
Llegó el dolor, el de verdad, y con él, por un momento, como una luz roja a través de una persiana, la percepción de la batalla que iba a tener que librar.
6. EL DESPERTAR
Me encontraba en un estado y en una situación que hacían de mí, en sentido propio, un inocente, y tendría que ir venciendo poco a poco, si era posible, la sensación de que no sabía escribir nada de lo que me pasaba. Tendría que hacerlo, simplemente, para aprender de nuevo a vivir.
7. GRAMÁTICA DE HABITACIÓN
También me inventé una palabra para eso: hay que estar «mejormejor».
7. GRAMÁTICA DE HABITACIÓN
Los recuerdos espesaban los momentos.
11. EL HADA IMPERFECTA
Cuanto que me aferraba a su humor para salir del mío.
11. EL HADA IMPERFECTA
Su humor un poco altivo, muy directo, la protegía de los demás, pero también, en cierta medida, de sí misma.
11. EL HADA IMPERFECTA
Sabía lo que valía
11. EL HADA IMPERFECTA
Sabía de su dureza y no ahorraba en muestras de atención e incluso de cariño.
11. EL HADA IMPERFECTA
Había entregado su vida a la cirugía, pero no lo pregonaba. Su aversión a la pompa y al sentimentalismo se notaba de inmediato y me obligaba a mantenerme en el papel del paciente estoico, incluso divertido.
11. EL HADA IMPERFECTA
Nos moriremos antes de haber envejecido.
11. EL HADA IMPERFECTA
Ella: «¿Se puede ser divertido sin tomarse en serio? Quiero decir, ¿divertido sin reírse de uno mismo?».
11. EL HADA IMPERFECTA
A lo largo de una vida uno se moría incontables veces, muertes pequeñas que nos dejaban allí, de pie, petrificados, supervivientes en una isla, como la de Robinson, que no hemos escogido, con nuestros recuerdos para construir como podamos un futuro y sin ningún Viernes que nos ayudara a labrarlo.
13. CALENDARIO ESTÁTICO
Aprovecha la ocasión para regalarme una antología de poemas persas, Oasis d’émeraude, de Sohrab Sepehri.
13. CALENDARIO ESTÁTICO
En fin, dejemos los recuerdos donde están.
14. LA CAJA DE GALLETAS
Cada momento se cerraba sobre sí mismo antes de que llegara el siguiente.
14. LA CAJA DE GALLETAS
Uno siembra psicología donde no comprende nada, me decía.
14. LA CAJA DE GALLETAS
Uno nace también donde decide renacer.
14. LA CAJA DE GALLETAS
Había leído varios libros en los que se hablaba de los vínculos entre fotografía y muerte. En general me parecían demasiado largos, se los podría resumir como sigue: lo que se ha capturado deja de existir al segundo siguiente; lo que vemos es la huella inmóvil de un instante, de una vida que ha terminado; e incluso esta huella terminará borrándose algún día. Lo que vemos al final es la condensación de todos estos fenómenos. No es por tanto ni una realidad, ni un recuerdo, ni una fantasía, ni una ensoñación, ni un ritual de resurrección, sino un poco todo a la vez. Como cualquier persona, había tenido ocasión de comprobarlo mirando fotos de infancia, de juventud y en última instancia incluso de un día antes; mirando sobre todo fotografías de juventud de mi madre y de mi padre que había encontrado en su casa o en la de mi abuela materna, y que había guardado: había pegado algunas en hojas de papel DIN-A4 y les había añadido poemas que, en el momento de escribirlos, me permitían apropiarme de estas vidas que me habían precedido.
14. LA CAJA DE GALLETAS
Cuando estás muy mal, cuando la tristeza se te hace insoportable, tienes que buscar los gestos que te procuran alivio.
15. EL COLGAJO
«El cerebro necesita tiempo para comprender y traducir los mensajes que le mandan los nervios frenéticos; el paciente debe ser paciente, y debe serlo lo más rápido posible».
16. ESCENA CONYUGAL
No quería volver a salir del capullo, me sentía incapaz. La mera idea de abandonar el recinto del hospital me aterrorizaba. No porque fuera el lugar en el que era omnipotente, sino porque era el lugar en el que mi experiencia era vivible.
16. ESCENA CONYUGAL
Sus nombres forman una guirnalda y no pasa un solo día en que no piense en uno u otro.
16. ESCENA CONYUGAL
La mujer a la que amaba se había convertido en la mujer que sobraba.
16. ESCENA CONYUGAL
Muestra cómo el atentado crea una cadena de sufrimientos súbitos, comunes y particulares, en el que cada amigo de la víctima parece de pronto marcado a fuego candente, como ganado: la violación es colectiva. Es por ello por lo que, a partir del 7 de enero, mi vida dejó de ser mía. Me convertí en responsable de aquellos que, de un modo u otro, me querían. Mis heridas eran también las suyas. Mi prueba, mi adversidad era cosa de todos.
16. ESCENA CONYUGAL
Todo lo que venía de Chloé me fortalecía especialmente.
16. ESCENA CONYUGAL
Cuando uno se calla, se siente casi inteligente.
16. ESCENA CONYUGAL
Escribir sobre mi propio caso era la mejor manera de comprenderlo, de asimilarlo, pero también de pensar en otra cosa, puesto que quien escribía dejaba de ser por unos minutos, por una hora, el paciente sobre el cual escribía: era un reportero y el cronista de una reconstrucción. Estaba como nunca agradecido a mi oficio, que era también una manera de ser y de vivir, a fin de cuentas: haberlo ejercido tantos años me permitía mantener a distancia mis propias penas justo cuando más lo necesitaba, y transformarlas, como un alquimista, en objetos de curiosidad.
16. ESCENA CONYUGAL
Escribir es la mejor manera de salir de uno mismo, aunque uno no hable de otra cosa.
17. EL ARTE DE LA FUGA
Uno no se libra del infierno en el que está, no hay forma de destruirlo. Yo no podía eliminar la violencia que me habían infligido, ni tampoco aquella que trataba de mitigar los efectos de la primera. Lo que sí podía hacer, en cambio, era aprender a convivir con ella, a domesticarla buscando, como decía Kafka, la mayor dulzura posible.
18. EL SEÑOR TARBES
Nunca sabemos lo que nos va a deparar el mañana.
19. EL MAL DEL PACIENTE
Cuando la intensidad se convierte en la regla, uno se pliega a ella con entusiasmo, y lo que carece de intensidad se asemeja al tiempo muerto y hace de uno una suerte de fantasma.
19. EL MAL DEL PACIENTE
Recuerdos apagados.
19. EL MAL DEL PACIENTE
En una primera vida
19. EL MAL DEL PACIENTE
Era un alivio, una simplificación y una elevación.
19. EL MAL DEL PACIENTE
El momento de buscar consuelo en una frase de Michel Foucault, cuyo padre era cirujano: “He reemplazado lo imborrable de la cicatriz por el signo perfectamente borrable y tachable de la escritura”».
20. LOS REGRESOS
No se regodeaba en ninguna de sus penas. Barría la evidencia de la soledad y de las incertidumbres de la vida con una cálida sonrisa.
20. LOS REGRESOS
«Usted y yo», le dije, «empezamos los dos una nueva vida».
20. LOS REGRESOS
Sus palabras me masajeaban tanto como sus manos.
20. LOS REGRESOS
Los acontecimientos más fugazmente violentos e inesperados se instalan y ocupan un lugar destacado en nuestras vidas porque van a trastocarlas, pero los detalles de los minutos irreversibles parecen sustraerse a nuestros recuerdos: y si yo escribo es solo con la tenue esperanza de restituirlos en parte.