El precio de la paz muchas veces es el silencio.
Debiéramos ser más exigentes con nosotros mismos y no permitirnos ciertos comentarios que no nos hacen ningún favor ante los demás.
En sus ojos fulgura el gozo de quién mira las cosas con amor.
Menos mal que todavía queda la posibilidad de acudir a la lectura para alimentar nuestro espíritu y calentar un poquito nuestro corazón, que a veces se muere de frío.
La fuerza más intima y profunda del hombre proviene del amor. Cuando el amor está presente, el hombre se enciende.
El sencillo no es el simple, sino aquel que se ha despojado de todo lo que es mentira.
Buscar la sencillez es una tarea que nos dignifica porque nos hace honestos.
El sencillo no suele ser irónico, habla llevado por sus convencimientos y no por estrategias con el fin de conseguir algo, no busca ser el protagonista de la conversación, no es tampoco adulador. En sus palabras siempre hay un trasfondo de honestidad que lo define. Ni presume de si mismo ni halaga innecesariamente al otro.
Una manera de iniciarse en la sencillez podría consistir en no hacer uso tan frecuente de los adjetivos superlativos, que , entre otras cosas, de tanto utilizarlos están – paradójicamente infravalorados. Procuremos hacer que nuestras palabras se ajusten sobriamente a los hechos, sin caer en dramatizaciones las más de las veces infantiles.
Todos necesitamos hablar y hablando hemos pasado ratos inolvidables, y hemos descubierto mundos nuevos y nuestro corazón ha encontrado el calor que necesitaba, pero de ahí a soltar la lengua de una forma indiscriminada hay una gran diferencia.
Si en nuestros encuentros con los demás evitamos la murmuración crearemos un espacio de optimismo y facilitaremos la ocasión para sacar temas que vayan más allá de las vidas ajenas. Aunque a veces no tendremos más remedio que alejarnos para siempre de alguna persona que haya adquirido el vicio de murmurar.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.65.
Todo juicio requiere estudio y conocimiento profundo. Presuponer implica casi siempre equivocarse.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.66.
Formalismos que nos dejan el corazón frío.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.71.
Es relativamente facil quedar bien, lo que ya es más dificil es dejar huella.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.71.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.72.
E. Sánchez Rosillo, el Jinete, en Miguel-Angel Martí García; El Encuentro, Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, .p.73.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.74.
E.Swedenborg, en Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.77.
Es dificil conseguir la sencillez porque la astucia, la envidia, la vanidad, intentan interponerse para dar una imagen distinta de nosotros.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.80.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.80.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.80.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.81.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.81.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.89.
Miguel-Angel Martí García; El Encuentro Ediciones Internacionales Universitarias, 1993, Madrid, p.89.
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