El cambio de paradigna determina que pasemos de una
manera a otra de ver el mundo.
Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente eficaz,
Paidós, Barcelona, 1992, p. 33.
Nuestros paradigmas, correctos o incorrectos, son las
fuentes de nuestras actitudes y conductas, y en última instancia de nuestra
relación con los demás.
Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente eficaz,
Paidós, Barcelona, 1992, p. 33.
Si lo que pretendemos es realizar en nuestra vida cambios
relativamente menores, puede que baste con que nos concentremos en nuestras
actitudes y conductas. Pero si aspiramos a un cambio significativo,
equilibrado, tenemos que trabajar sobre nuestros paradigmas básicos.
Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente eficaz,
Paidós, Barcelona, 1992, p. 35.
Aprender a escuchar requiere fuerza emocional.
Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente eficaz,
Paidós, Barcelona, 1992, p. 42.
Hay momentos que son para enseñar y momentos que no son
para enseñar. Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la gente eficaz, Paidós,
Barcelona, 1992, p. 44.
Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia
no es un acto, sino un hábito.
Aristóteles en Stephen R. Covey; Los 7 hábitos de la
gente eficaz, Paidós, Barcelona, 1992, p.53.
Los hábitos tienen una enorme atracción gravitacional,
más de lo que la mayoría de las personas comprenden o admiten. Para romper
tendencias habituales profundamente enraizadas tales como la indecisión, la
impaciencia, la crítica o el egoísmo, que violan los principios básicos de la
eficacia humana, se necesita algo más que un poco de fuerza de voluntad y
algunos cambios menores en nuestras vidas. El “despegue” exige un esfuerzo
tremendo, pero en cuanto nos desprendemos de la atracción gravitacional,
nuestra libertad adquiere una dimensión totalmente nueva.
Stephen R. Covey; Los
7 hábitos de la gente eficaz, Paidós, Barcelona, 1992, p. 54.
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