Cada acto de aceptación abre nuestro corazón al
amor, y el amor cura todas las heridas.
Al pasar por la vida, ocurren muchas
situaciones y se nos ofrecen muchas relaciones. Cada una de ellas nos ofrece
una oportunidad de elegir el miedo o de elegir el amor. Si elegimos el amor,
nos bendecimos a nosotros mismos y bendecimos a los demás. Si elegimos el
miedo, estamos pidiendo amor desde la parte de nosotros que está más herida. Introducción
Es importante darse cuenta de que cada
sentimiento negativo surge de la percepción de una falta de amor. PRIMER PASO: Reconoce el miedo
Si quiero tu amor, debo dejarte libre.
Debo estar dispuesto a prescindir de él. Debo estar dispuesto a buscar el amor
dentro, no fuera. TERCER PASO: Retira la
proyección
Ahora mismo, mi reto es estar con lo que
es. ¿Hay dolor? De acuerdo, entonces debo estar con el dolor. ¿Hay tristeza? De
acuerdo, entonces debo estar con la tristeza. CUARTO PASO: Asume la responsabilidad
Sólo hay lo que está ocurriendo. CUARTO PASO: Asume la responsabilidad
Una de las prácticas espirituales más
importantes es dejar que las cosas sean tal como son, sin interpretación, sin
embellecerlas, sin juzgarlas. Inmediatamente, esto pone al ego del revés. CUARTO PASO: Asume la responsabilidad
Responsabilizarme implica aceptar mi
vida tal como es. Eso significa que no desperdicio mi energía intentando
cambiar la forma eterna de mi vida. Significa que no intento que los demás me
provean la motivación que necesito para cambiar. Si es que se produce algún
cambio, es porque viene desde dentro. Viene de estar con lo que hay aquí y
ahora, con paciencia e integridad. CUARTO
PASO:
Asume
la responsabilidad
En este momento, me siento herido por
ti, pero me doy cuenta de que tú no eres la causa de mi herida. Mi herida
existía antes de que tú me tocaras en ese lugar sensible. O me siento enfadado
contigo porque me has decepcionado. Sin embargo, tú no eres la causa de mi
decepción. Las expectativas que pongo en ti me programan para el rechazo. Tú
simplemente entras en mi programa. Tú apareces como un espejo para mostrarme
que mis expectativas son disfuncionales. No puedo cambiar lo que haces o dejas
de hacer, pero puedo cambiar mis expectativas con respecto a ti. Yo no puedo
cambiarte. Por lo tanto, mi única postura hacia ti debe ser de aceptación.
Cuando no te acepto tal como eres, pierdo mi paz. Segunda piedra angular: Encuentra la igualdad con los demás
Si juzgas a los demás, alteras tu paz,
porque interiorizas todos los juicios que haces. Si aceptas a los demás, te
bendices a ti mismo, porque lo que envías hacia fuera vuelve a ti. SEGUNDA PIEDRA ANGULAR: Encuentra la
igualdad con los demás
La culpabilidad dice: «Nada que yo pueda
hacer será suficiente para enmendar mis errores». La responsabilidad dice:
«Abrí esta herida y puedo cerrarla». QUINTO
PASO: Abandona la culpa y deja de juzgarte a ti mismo
Cuanto más nos dedicamos a juzgar a los
demás, más nos juzgamos inconscientemente a nosotros mismos. QUINTO PASO: Abandona la culpa y deja de
juzgarte a ti mismo
La culpa y la responsabilidad se
excluyen mutuamente. La culpa se queda pegada a la herida, impidiendo que ésta
se cure. El primer paso del proceso de curación es la responsabilidad. QUINTO PASO: Abandona la culpa y deja de
juzgarte a ti mismo
Toda nuestra ira y dolor son una llamada
al amor. Tenemos que reconocer esto, porque de otra manera tomaremos nuestra
conciencia y la usaremos para golpearnos a nosotros mismos. QUINTO PASO: Abandona la culpa y deja de
juzgarte a ti mismo
Yo no soy malvado por haberte atacado, y
tú tampoco eres malvado por haberme atacado. Nuestro ataque mutuo viene de que
ambos nos sentimos profundamente inadecuados. Viene de un lugar en el que ni tú
ni yo nos sentimos amados. QUINTO PASO:
Abandona la culpa y deja de juzgarte a ti mismo
Mientras yo mismo me crucifique o te
crucifique por cometer un error, nuestra curación no puede comenzar. Lo
importante no es el error. Es el aprendizaje, el crecimiento, el cambio de
percepción que el error trae consigo. QUINTO
PASO: Abandona la culpa y deja de juzgarte a ti mismo
La responsabilidad no viene del ego. La
culpa, sí. La culpa prolonga la sensación de separación. Mantiene la herida
abierta. QUINTO
PASO: Abandona la culpa y deja de juzgarte a ti mismo.
La
culpabilidad dice: “Nada que yo pueda hacer será suficiente para enmendar mis
errores.” La responsabilidad dice: “Abrí esta herida y puedo cerrarla”.
QUINTO
PASO: Abandona la culpa y deja de juzgarte a ti mismo.
Cuando hablamos de curación, hablamos de
abandonar los juicios sobre nosotros mismos y la culpabilidad por los errores
del pasado. Esto exige responsabilidad y delicadeza. Se trata de soltar lo que
no nos pertenece. Se trata de lavar esa sustancia pegajosa que aparece sobre
nuestra piel cuando nos dedicamos a justificar nuestros juicios sobre los
demás. Se trata de bañar la totalidad del alma en amor y aceptación. QUINTO PASO: Abandona la culpa y deja de
juzgarte a ti mismo
Cada gesto de autoaceptación desvela la
luz interna y ayuda a aligerar mi camino. Es posible que la ligereza sólo me
dure un minuto más, pero eso está bien. Cuando me acepto, el paso siguiente
viene por sí mismo.
El amor de Dios, la gracia, la guía,
viene a través del canal de tu amor hacia ti mismo. Cuando te aceptas tal cual
como eres, abres ese canal. Y lo mismo ocurre cuando aceptas a los demás tal
cual como son.
El camino de la paz es simple si estás
dispuesto a practicarlo:
1. Acéptate tal como eres. Estás bien
con todos tus problemas, dolores y preocupaciones. No tienes que cambiar nada.
No tienes que conseguir nada ni tienes que librarte de nada. Eres perfecto aquí
y ahora. Deja que ese conocimiento cale dentro de ti. Conforme lo haga, los
juicios se irán cayendo por sí mismos.
2. Acepta a los demás tal como son.
Ellos están bien con todos sus aparentes aspectos positivos y negativos. No
tienes que cambiarlos. Ellos no tienen que mejorarse a sí mismos para merecer
tu aceptación. Ellos no necesitan tu aprobación y tú no necesitas la suya.
Ellos están bien y tú estás bien. Nadie tiene razón. Nadie está equivocado.
Existís el uno al lado del otro. A medida que aceptas a los demás, tu corazón
se abre. A medida que aceptas a los demás, te haces más delicado contigo mismo.
3. Acepta tu vida tal como es ahora
mismo. No tienes que cambiar nada al respecto. Cada situación es perfecta tal
como es. Cada relación es perfecta tal como es. Cada lección te permite crecer.
Cada obstáculo externo te ayuda a profundizar más, hasta la fuente misma del
amor. No interpretes tu vida, pues si lo haces encontrarás que le falta algo.
No le falta nada. Tus interpretaciones a favor o en contra son la ilusión que
has de deshacer. Acepta tu vida tal como es. Entonces, todas las creencias que
no te honran o que no honrarán a los demás se caerán, porque no habrá nada que
las sustente. Hacia el espacio vacío que creas en tu corazón al negarte a
juzgar, fluye la presencia del amor. SEXTO
PASO: Acéptate como eres y acepta a los demás como son.
Te opondrás a aquello que no puedas
aceptar, y en esa oposición estará tu atadura. Lo que aceptas atraviesa
delicadamente tu corazón. Nada te empuja. Nada te retiene. Vas donde quiera que
te lleve el amor. SEXTO PASO: Acéptate
como eres y acepta a los demás como son.
La mayor ayuda que puedes dar o recibir
de los demás son las palabras de ánimo. OCTAVO
PASO: Sé tu propia autoridad
Mi propósito aquí no es intentar
controlar mi vida. Mi propósito es trabajar con ella. TERCERA PIEDRA ANGULAR: Confía en tu vida
Habito simplemente en la comprensión de
que estoy bien tal como soy, de que tú estás bien tal como eres, y de que la
vida está bien tal como es. Ésta es mi dicha. Ésta es mi sustancia. TERCERA PIEDRA ANGULAR: Confía en tu vida.
Cada lección que me llega trata de
hacerme despertar, no de castigarme. NOVENO
PASO: Acepta la lección.
Aprender mi lección me exige tener mucha
compasión por mí mismo. Tengo que darme cuenta de que no me resulta fácil
cambiar mi manera de percibir la realidad. Si lo fuera, no necesitaría una
lección que practicar. NOVENO PASO:
Acepta la lección
Entiendo mal mi lección si creo que me
pide que sea algo que no soy, o que dé algo que no tengo. Si surge el miedo, la
enseñanza me impulsa a atravesarlo. Si hay algo que representa una carga para
mí, se me pide que no cargue con ello. NOVENO
PASO: Acepta la lección
En lugar de sospechar de lo desconocido,
le doy la bienvenida NOVENO PASO: Acepta
la lección
Cuando siento dolor en mi vida, me tenso
automáticamente. Me resisto al dolor. Lucho con él. Me quejo. Raras veces soy
capaz de aceptar el dolor y de preguntar cuál es su mensaje. Mi tendencia a
resistirme viene de la creencia de que el dolor es un ataque contra mí. De modo
que trato de exorcizarlo. Pero eso sólo ahonda el dolor. Por experiencia, aprendo
que no puedo salir del dolor a través de la resistencia, sino de la aceptación.
NOVENO PASO: Acepta la lección
Es una paradoja abrumadora. El dolor
sólo se disuelve cuando dejo de invertir en que se vaya. En cuanto trato de
librarme de él, el dolor se resiste. NOVENO
PASO: Acepta la lección
El dolor no es un castigo, sino una
comunicación. Me dice que algo se ha torcido. Me pide que realice algún tipo de
ajuste. Me pide que venga a una nueva conciencia. NOVENO PASO: Acepta la lección
Asimismo, cada lección me pide que abra
mi corazón y mi mente de una manera nueva. NOVENO
PASO: Acepta la lección
Debo renunciar a los viejos mecanismos
de defensa que ya no necesito para sobrevivir. Centímetro a centímetro, el
territorio cedido al miedo debe abrirse al abrazo del amor. NOVENO PASO: Acepta la lección
Cada vez más me doy cuenta de que lo
importante no es lo que ocurre en mi vida, sino cómo reacciono ante ello. Al
poner el énfasis en mis reacciones, sobre las que puedo influir, me fortalezco
a mí mismo para abordar creativamente las abundantes situaciones difíciles que
la vida me presenta. NOVENO PASO: Acepta
la lección
Ya no soy una víctima de fuerzas
desagradables y externas a mi, sino el protagonista que influye positivamente
en el resultado de los sucesos al mantener una actitud de confianza, esperanza
y fe. Ciertamente, cuando ocurre algo que altera mi paz, me doy cuenta que mi
actitud hacia la vida se ha desplomado. Cuando me permito mirar con
tranquilidad dentro de mí y elevar mi corazón, veo a mi alrededor un mundo más
grácil y cooperativo. NOVENO PASO: Acepta
la lección
Cuando lucho contra la lección que me
toca aprender, ella es mi enemiga. Cuando la acepto, es mi amiga. Siempre
establezco algún tipo de relación con mi lección, y la relación que establezco
determina si me resisto a ella o si la aprendo y paso a otra cosa. NOVENO PASO: Acepta la lección
Date cuenta de que todo está bien como
está. DÉCIMO PASO: Date cuenta de que
todo está bien como está.
Siempre hay algo que aprender, algo que
soltar, algo que agradecer. DÉCIMO PASO:
Date cuenta de que todo está bien como está
Cada momento de nuestra vida es un
momento que nos pide algún gesto de perdón. DÉCIMO
PASO: Date cuenta de que todo está bien como está
La manera más fácil de abrir tu corazón
es pedir ayuda u ofrecerla. Si estás teniendo dificultades, pide ayuda.
Pídesela a un amigo. Pídesela a un extraño. Pídesela a Dios. Pide. DUODÉCIMO PASO: Abre tu corazón.
Si quieres abrir tu corazón, ofrece
ayuda a alguien. Acércate a un amigo o a un extraño; no importa. Deja que tu
intuición te guíe. Allí fuera, en alguna parte, alguien está pidiendo amor. No,
no de manera evidente, sino silenciosa. Y tú sabrás quien es. DUODÉCIMO PASO: Abre tu corazón
El corazón es un músculo espiritual. Se
abre y se cierra. Cuanto más trabaja, más se fortalece. DUODÉCIMO PASO: Abre tu corazón
Por más que lo intentes no vas a cambiar
el flujo de la vida, sus vaivenes. La vida sigue tanto si te aferras como si
sueltas. DUODÉCIMO PASO: Abre tu corazón
Las acciones hablan más alto y claro que
las palabras. DUODÉCIMO PASO: Abre tu
corazón
Cada suceso aparentemente negativo que
nos ocurre en la vida toca en primer lugar nuestra culpabilidad. Y antes de que
nos demos cuenta, nos hemos hundido en un agujero negro emocional. En ese
agujero nos sentimos indignos. Dios no nos ama. No les importamos a los demás.
Y nuestras vidas están vacías y no tienen significado. CUARTA PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de Dios
Vivir en la conciencia del amor de Dios
significa llegar a entender y aceptar nuestra completa incapacidad de entender
cualquier cosa por nosotros mismos. Significa renunciar a nuestra necesidad de
conocer o controlar. CUARTA PIEDRA
ANGULAR: Recuerda el amor de Dios
Significa aprender a confiar en que todo
lo que nos ocurre tiene una razón, aunque no podamos verla. Todo lo que entra
en mi vida trae una bendición silenciosa, aunque yo no pueda sentirla. CUARTA PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de
Dios
En lugar de juegos de poder, déjame
rendirme a esta simple verdad. Dios nos ama igualmente a ti y a mí. Entonces,
¿cómo podría haber victoria o derrota para cualquiera de nosotros? CUARTA PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de
Dios
Vivir en la conciencia del amor de Dios
es entender que nunca te ha ocurrido nada malo, porque, ¿cómo le podría ocurrir
algo malo al hijo o a la hija de Dios? En verdad, eso no es posible. CUARTA PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de
Dios
Ocurren cosas que parecen malas, pero yo
no sé qué significan. No soy capaz de juzgarlas. Soy inocente y libre. Porque
el que sabe me guía a lo largo de este día, de esta hora, de este momento de
lágrimas o de pena silenciosa. CUARTA
PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de Dios
Mi vida es una oración que pide paz. Mi
vida es una oración que pide verdad. En la aparente ausencia de amor, pido amor
sin avergonzarme. Porque amor es lo que quiero y amor es lo que necesito. CUARTA PIEDRA ANGULAR: Recuerda el amor de
Dios
«Muéstrame el camino de vuelta a casa.
He perdido la paz». CUARTA PIEDRA
ANGULAR: Recuerda el amor de Dios
acto de acep
No hay comentarios.:
Publicar un comentario