El que trabaja con Dios aprovecha cada instante; quien prescinde de El cae, o se fatiga en estéril agitación. Es, pues de suma importancia no obrar sino unidos con Dios, y esto, todos los días y a cada momento, así en nuestras menores acciones como en cualquier circunstancia, porque sin esta íntima colaboración se pierde trabajo y tiempo. ¡Cuántas obras, llenas en apariencia, quedarán vacías por sólo este motivo! Por no haberlas hecho en unión con Dios.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 18.
Si queremos santificación, debemos aplicarnos únicamente a no seguir jamás nuestra propia voluntad, sino siempre la de Dios.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 22.
No temo al dolor, puesto que Vos lo acondicionaréis a mi debilidad.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 89.
4. ¿Qué podéis temer de una mano que ha sido agujereada, que se ha dejado atar a la cruz por nosotros?
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 123.
La Providencia se mantiene en la sombra para dar lugar a nuestra fe.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 126.
Para confundir lo que es fuerte, Jesús escoge lo que es débil. Con doce pescadores ignorantes y sin prestigio se lanza a la conquista del mundo; nada son, pero El está con ellos.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 131.
El amor, no vive tan sólo de lo que recibe; vive aún más de lo que da; su mejor alimento será siempre el sacrificio.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 141.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 18.
Si queremos santificación, debemos aplicarnos únicamente a no seguir jamás nuestra propia voluntad, sino siempre la de Dios.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 22.
No temo al dolor, puesto que Vos lo acondicionaréis a mi debilidad.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 89.
4. ¿Qué podéis temer de una mano que ha sido agujereada, que se ha dejado atar a la cruz por nosotros?
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 123.
La Providencia se mantiene en la sombra para dar lugar a nuestra fe.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 126.
Para confundir lo que es fuerte, Jesús escoge lo que es débil. Con doce pescadores ignorantes y sin prestigio se lanza a la conquista del mundo; nada son, pero El está con ellos.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 131.
El amor, no vive tan sólo de lo que recibe; vive aún más de lo que da; su mejor alimento será siempre el sacrificio.
Dom Vital Lehodey; El Santo Abandono (1997), Rialp, Undécima Edición, Madrid, 2005, p. 141.
1 comentario:
Un saludo y una vez más me quedo con todas la citas. Es un gozo haber descubierto este blog, con tanta hermosura y sabiduría. Doy gracias a Dios por haberte puesto en mi camino. Un abrazo
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