1. Su propio jefe
Aburridos ángulos rectos.
1. Su propio jefe
En aquella librería acababan de formular la pregunta que justifica la existencia de todas las librerías del mundo: «¿Podría usted recomendarme un buen libro?».
1. Su propio jefe
Ella le sonrió calurosamente, como si Carl fuera una amalgama de todos los hombres encantadores de los que se había enamorado mientras leía las novelas que él le había recomendado a lo largo de los años.
1. Su propio jefe
Su antiguo jefe decía que parecía que solo se alimentara de las palabras de sus libros, que tenían muy pocos hidratos de carbono. A lo que Carl replicaba que no tendrían hidratos, pero sí mucha sustancia.
1. Su propio jefe
Esa mirada era casi más intensa que un beso. Algunas lo son.
1. Su propio jefe
La palabra escrita permanecerá para siempre, señora Schäfer, porque hay cosas que no pueden expresarse mejor de ninguna otra manera. Y el libro impreso es el mejor método de conservación para los pensamientos y las historias. Por eso ha perdurado durante siglos.
1. Su propio jefe
Carl ni veía el telediario, ni oía la radio, ni leía el periódico. Según él mismo admitía en ocasiones, estaba un poco desconectado del mundo. Fue una decisión consciente, que tomó al darse cuenta de que los reportajes sobre líderes incompetentes, el deshielo de los casquetes polares y el sufrimiento de las personas desplazadas lo entristecían mucho más que el más trágico drama familiar en forma de libro. Había sido una medida de autoprotección, si bien es cierto que su mundo se había vuelto mucho más pequeño desde entonces. Ahora medía algo más de dos kilómetros de largo por dos de ancho, y Carl recorría sus fronteras a pie todos los días.
1. Su propio jefe
Era más frecuente que las páginas tuvieran un efecto sanador; en ocasiones, incluso para dolencias que uno ni siquiera sabe que necesita curar.
1. Su propio jefe
Le parecía que escogía las palabras con el mismo cuidado con el que un perfumista selecciona los ingredientes de una fragancia exclusiva.
1. Su propio jefe
—La autorranación es el don de sanar el alma y con ello el cuerpo, un poder que posee todo ser humano. Este concepto hace referencia al cuento El rey rana, que aparece en primer lugar en la colección de cuentos infantiles recopilados por los hermanos Grimm. El concepto de autorranación se basa en la hipótesis de que en el interior de cada uno de nosotros se encuentra una rana interior que, mediante el amor, en el cuento concretamente gracias a un beso, puede convertirnos en un hermoso príncipe. El término apareció por primera vez en 1923, en la obra de Sigmund Freud El yo, el ego y la rana.
1. Su propio jefe
Para él, era el Lector. Le había puesto aquel nombre por la novela de Bernhard Schlink sobre el adolescente Michael Berg, que se enamoraba de una mujer más de veinte años mayor que él, a la que le leía en voz alta. Su cliente, sin embargo, se dedicaba a leerles a los trabajadores de una fábrica de puros.
1. Su propio jefe
En su construcción se habían ahorrado cualquier detalle que pudiera aportar algo de belleza o amor. Era un edificio utilitario, como las jaulas de las gallinas.
1. Su propio jefe
Allí vivía con su familia de papel, a la que protegía de la luz y el polvo tras las vitrinas con cristales esmerilados.
1. Su propio jefe
Gente que reunía sus libros en torno a sí, como si fueran buenos amigos o compañeros de piso.
2. El extranjero
A lo largo de los últimos meses, aquella percepción se había vuelto cada vez más intensa, como si no quedara mucho por leer en la novela de su vida.
2. El extranjero
Era un dia de otoño que soñaba ya con el verano.
2. El extranjero
Los libros salvan vidas de muchas maneras, son capaces de calentar nuestros corazones y, en casos de emergencia, también nuestros cuerpos.
2. El extranjero
La gente a la que le gusta leer se merece el nombre de un personaje de novela.
2. El extranjero
Leer mucho no te convierte en intelectual. Comer mucho tampoco en un gourmet. Leo de forma egoísta, por placer, por amor a una buena historia, no para saber más sobre el mundo.
4. Grandes esperanzas
El momento de abrir un libro nuevo siempre era especial. Carl se sentía dominado por una gran intranquilidad. ¿Estaría a la altura de las expectativas creadas por el título, la cubierta y el texto de las solapas? ¿Puede que incluso las superase? ¿Conseguirían conmoverlo el lenguaje y el estilo?
6. Pistas
Amigos de papel
Agradecimientos
MI AGRADECIMIENTO A todos los que alguna vez me han regalado libros. Son regalos maravillosos, porque cuando se regala un libro que alguien ama de verdad, parte de ese amor se transfiere a la persona que lo recibe. Es un pequeño truco de magia con un gran efecto.
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