Hoy, Martes Santo, la liturgia pone el acento sobre el drama que está a punto de desencadenarse y que concluirá con la crucifixión del Viernes Santo.
Jesús se conmueve. La traición de Judas causó un gran dolor en el corazón de Jesús. Mientras más crecía el odio de Judas más aumentaban los gestos de amor de parte del Maestro. Al final Judas dejó crecer demasiado el mal que había en él. Jesús no permanece indiferente ante nuestros pecados. Se conmueve por la ingratitud de los suyos. Así también podemos entender el gozo profundo que Él siente cuando hacemos un esfuerzo de arrepentimiento para retornar a su amor.
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