Adalbert Stifter, El solterón
En sus ojos y sus mejillas brillaba toda su inquebrantable confianza en la vida.
Ay, qué misteriosa, qué enigmática y qué atractiva es la perspectiva del futuro y, sin embargo, qué claro y cotidiano aparece cuando este futuro se convierte en pasado!
Se sumergieron totalmente en esa tumba cotidiana que es el sueño.
Vidas colmadas de sufrimientos.
A uno le tiene que hacer ilusión todo, porque todo es bello, y más bello se va volviendo con el tiempo, conforme uno se va haciendo más viejo.
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